Ecología
Propagación de partículas radiactivas por Europa por culpa de incendios forestales en la zona de la central nuclear de Chernóbil
En los años que siguieron al desastre nuclear de Chernóbil, Ucrania, en 1986, los incendios forestales lanzaron a la atmósfera penachos de humo contaminado con material radiactivo, y el viento transportó tales partículas radiactivas a lo largo y ancho de Europa. Ahora, una nueva investigación aporta resultados que hacen temer que un cambio hacia un clima más cálido y seco en Europa del Este incremente la frecuencia de dichos incendios.
El equipo internacional del biólogo Timothy Mousseau, de la Universidad de Carolina del Sur en la ciudad estadounidense de Columbia, utilizó imágenes de satélite de incendios en los años 2000, y mediciones de campo de los niveles de radioisótopos, para modelar cambios en la distribución de la radiación sobre la región. Los investigadores encontraron que los incendios probablemente propagaron radiación a lo largo de buena parte de Europa del Este, con Ucrania, Bielorrusia y Rusia recibiendo las dosis más altas. Trazas de cesio-137 radiactivo pudieron incluso viajar hasta Turquía, Italia y Escandinavia.
Con anterioridad, los mismos investigadores constataron que en la zona de Chernóbil hay una menor actividad microbiana, lo que acarrea ritmos de descomposición de materia vegetal muerta más lentos de lo normal. Esto a su vez supone una mayor acumulación de hojas secas y restos de plantas en el suelo del bosque, proporcionando así más combustible para los incendios forestales.
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A juzgar por los modelos climáticos que predicen una Europa del Este más cálida y seca en el futuro, tales incendios forestales se harán más frecuentes, tal como señalan los investigadores.



