Medicina
Al sustituir la válvula aórtica aumenta inmediatamente la presión arterial
Cuando se reemplaza una válvula aórtica calcificada, el árbol arterial paradójicamente se comporta súbitamente de forma más rígida. Este es el importante hallazgo que ha identificado un grupo multidisciplinar de investigadores de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC), coordinados por la Dra. Raquel Yotti, el Dr. Javier Bermejo y el Prof. Francisco Fernández-Avilés del Hospital Gregorio Marañón de Madrid (España), y que explica el por qué algunos pacientes evolucionan mal tras sustituirles la válvula aórtica.
Publicado en la revista con mayor impacto de la especialidad de Cardiología, Journal of the American College of Cardiology, la enorme importancia clínica de lo descubierto radica en que este fenómeno fisiopatológico debe ser tenido en cuenta a partir de ahora por todos los especialistas que realizan sustituciones de válvulas aórticas para evitar malas evoluciones por estas causas.
En España, casi un tercio de los mayores de 65 años presentan una afectación degenerativa de la válvula aórtica y el 3% de los mayores de 75 años tienen una estenosis aórtica grave. En los últimos años se viene aplicando con éxito implantar una válvula aórtica artificial montada en un catéter (TAVI "transcatheter aortic valve implantation") que se introduce por una arteria de la ingle. La mayor parte de los pacientes mejoran sustancialmente tras realizar el procedimiento, pero algunos pacientes no obtienen el beneficio clínico esperado.
Los investigadores de la RIC han demostrado que la causa radica en que una vez sustituida la válvula se produce de forma inmediata un aumento de la presión arterial. Realizando sofisticadas medidas de biomecánica vascular antes y después de tratar la obstrucción valvular midieron parámetros como el espectro de impedancia, la complianza de las arterias, las resistencias periféricas, y la intensidad de las ondas de presión que discurren por el árbol vascular en cada latido. Estos múltiples índices demostraron de forma consistente que el árbol arterial, al aliviar la obstrucción, se comporta súbitamente de forma más rígida, lo cual condiciona a su vez que el volumen de sangre que sale del corazón en cada latido (volumen latido) en muchos pacientes no aumente o incluso disminuya a pesar de haberse reemplazado la válvula. Los autores además han demostrado que esta respuesta hemodinámica se correlaciona con la mejoría clínica de los pacientes a los 6 meses de seguimiento.
La Coordinadora de la investigación, Dra. Raquel Yotti ha aclarado que "La identificación de este comportamiento de las arterias en ningún caso cuestiona la utilidad del reemplazo valvular para el tratamiento de los pacientes con estenosis aórtica grave. Por el contrario, implica que los médicos de todo el mundo deben prever y tratar de forma rápida y mantenida los cambios de presión arterial que se producen tras resolver la obstrucción de la válvula aórtica. De esa forma se conseguirá explotar al máximo el beneficio que el recambio valvular supone para los pacientes".
La válvula aórtica se encuentra a la salida de la cámara principal del corazón, el ventrículo izquierdo. En cada latido, durante la contracción del corazón, la válvula aórtica se abre y permite la salida de la sangre oxigenada hacia la aorta y desde esta a través del árbol arterial la sangre oxigenada se distribuye por todo el organismo. Por causas no bien establecidas, la válvula aórtica en ocasiones se calcifica y no puede abrirse suficientemente. Se produce entonces la enfermedad denominada estenosis aórtica. El corazón compensa la obstrucción a su vaciado contrayéndose con más fuerza y aumentando su masa muscular. Pero a medida que la estrechez de la válvula progresa, cada vez le resulta más difícil mantener el flujo de sangre hacia la aorta. Esto produce síntomas que progresan hasta ser incapacitantes. Si no se trata en su momento, a medio plazo se produce fallo circulatorio y el paciente fallece. (Fuente: Medysalud)



