Paleontología
Cerebro asombrosamente complejo en un mono de hace 15 millones de años
El cerebro que en su día estuvo dentro del cráneo de un mono de 15 millones de años atrás, el Victoriapithecus, ha podido ser vislumbrado por vez primera gracias a una reconstrucción digital de cuál tuvo que ser su forma a la luz de todos los rasgos craneales analizados en un fósil. La sorpresa es que aunque el cerebro del Victoriapithecus era pequeño, presentaba una gran profusión de las “arrugas” o surcos que caracterizan al moderno cerebro humano. Esto apoya la idea de que la complejidad cerebral pudo desarrollarse antes que el tamaño cerebral en el árbol genealógico evolutivo de la familia de los primates.
El cráneo fosilizado de Victoriapithecus fue descubierto hace unos años en una isla del lago Victoria en Kenia.
Ahora, gracias a una observación minuciosa en rayos X de alta resolución, el equipo de Fred Spoor, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, y Lauren Gonzales, de la Universidad Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, ha revisado el interior de su cavidad craneal y ha creado un modelo informático tridimensional del aspecto que debía tener en vida el cerebro del animal.
Los escaneos mediante tomografía computerizada han revelado además que el bulbo olfativo, la parte del cerebro utilizada para percibir y analizar olores, era tres veces más grande de lo esperado.
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Gracias a los escaneos de tomografía computerizada de alta resolución, se ha logrado crear por vez primera un modelo informático tridimensional del aspecto que habría tenido el cerebro del Victoriapithecus. (Foto: Fred Spoor, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania)
El animal tenía probablemente un mejor sentido del olfato que muchos monos y simios de hoy en día. En los primates superiores actuales se encuentra justo lo contrario: el cerebro es muy grande, pero el bulbo olfativo es muy pequeño, supuestamente porque a medida que la visión se hizo mejor con el paso del tiempo evolutivo, el sentido del olfato empeoró.
Llamativamente, en vez de tener mala vista a cambio de poseer un magnífico olfato, un “trueque” evolutivo común, la especial organización cerebral del Victoriapithecus pudo permitirle disfrutar de un alto nivel de eficiencia en ambos sentidos.
Los hallazgos son importantes porque ofrecen nuevas pistas sobre cómo cambiaron los cerebros de los primates con el paso del tiempo, y durante un período del cual existen muy pocos fósiles.



