Ingeniería
Carritos de golf que hacen trayectos sin que ninguna persona los conduzca
En un nuevo paso dentro de la automatización creciente de vehículos terrestres, se ha ensayado en un gran jardín público el funcionamiento de una flotilla de carritos de golf autónomos que durante días han estado trasportando a turistas por ese parque de Singapur, circulando por senderos sinuosos recorridos por peatones, ciclistas y hasta algún lagarto, sin atropellar a nadie ni colisionar contra nada.
Los experimentos también han servido para poner a prueba un sistema de reservas online que permitió a los visitantes programar recogidas y bajadas en cualquiera de las diez estaciones diferentes repartidas por el parque, con los vehículos adaptando sus itinerarios y redistribuyéndose según las necesidades del público, a fin de satisfacer todas las solicitudes.
La meta del equipo de Daniela Rus y Emilio Frazzoli, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, es hacer posible el uso de vehículos al estilo de estos carritos robóticos para facilitar el transporte a cualquiera. La idea es que si necesitas un desplazamiento, haces una reserva, quizá con el teléfono inteligente o a través de internet, y el carrito se presenta a recogerte al punto acordado.
Lo que distingue a los vehículos autónomos desarrollados por la Alianza Singapur-MIT para la Investigación y la Tecnología (SMART) con respecto a otros similares es que en el diseño de los primeros se adopta una solución simplificada para los problemas que todo vehículo de conducción automática afronta. Poseen instrumentación, pero no tanta como por ejemplo la instalada en los de la DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, dependiente del Departamento de Defensa de Estados Unidos) ni tan siquiera la que posee cualquier coche robótico de Google. Rus y sus colegas creen que si se dispone de un conjunto sencillo de sensores estratégicamente situados y se mejora eso con algoritmos fiables, se obtienen resultados robustos que precisan menos computación y que reducen las probabilidades de que el vehículo robótico sufra situaciones de “sensores fundidos” o en las que un sensor dice una cosa y otro dice la contraria.
En consonancia con esta filosofía de diseño, los sensores de los carritos robóticos de golf consisten en su totalidad de telémetros láser, ampliamente disponibles en el mercado, montados a distintas alturas (ya que, a diferencia de telémetros más sofisticados instalados en otros vehículos autónomos, miden la distancia solo en un plano) y una cámara.