Climatología
Riesgos de fertilizar los mares para intentar enfriar la Tierra
Los organismos del fitoplancton, las microalgas en la base de la mayor parte de las redes alimentarias oceánicas, fotosintetizan cuando son expuestas a la luz solar. En el proceso, absorben dióxido de carbono de la atmósfera, convirtiéndolo en carbohidratos y oxígeno.
Muchas especies de fitoplancton liberan asimismo sulfuro de dimetilo a la atmósfera, donde forma aerosoles de sulfato, que pueden reflejar directamente la luz solar o incrementar la cubierta nubosa y la reflectividad, lo que acarrea un efecto de enfriamiento.
La capacidad del fitoplancton para atraer de la atmósfera el dióxido de carbono (CO2) que calienta al planeta y producir aerosoles que promueven un mayor enfriamiento ha convertido a la fertilización oceánica (a través de la dispersión masiva de sulfito de hierro y otros nutrientes que estimulan el crecimiento del fitoplancton) en un método atractivo de geoingeniería para reducir el calentamiento global.
Pero podrían producirse impactos climáticos indeseables de tales operaciones a gran escala. El más obvio es el riesgo de un aumento excesivo de las emisiones de sulfuro de dimetilo, la fuente principal de aerosoles de sulfato sobre la mayor parte de la superficie de la Tierra, y actor clave en el sistema climático global. Ahora, Chien Wang y Benjamin Grandey, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, han descubierto que tales emisiones de sulfuro de dimetilo acrecentadas, si bien compensarían el calentamiento inducido por los gases de efecto invernadero en todo el mundo, inducirían cambios perjudiciales en los patrones de precipitación.
En líneas generales, los resultados del estudio sugieren que la precipitación se reduciría en todo el mundo, y de manera especialmente severa en algunas regiones de él. Europa, el Cuerno de África y Pakistán podrían recibir una cantidad claramente menor de precipitación que la que han venido recibiendo históricamente.
Grandey y Wang advierten que en ese hipotético escenario una menor precipitación reduciría los recursos hídricos de forma considerable, amenazando el ciclo hidrológico, el medio ambiente y la subsistencia en las regiones más afectadas.