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El dolor crónico, aquel que dura más de seis meses, es un problema para muchas personas. Sin embargo, algunas parecen soportarlo mejor que otras, y saber más sobre cómo funcionan estos mecanismos que permiten aguantarlo podría ayudar a desarrollar nuevas formas de tratar el dolor crónico.
Se sabe desde hace mucho tiempo que tenemos receptores en nuestros cerebros que responden a los opioides calmantes naturales, como las endorfinas, pero el equipo de Christopher Brown, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, ha mostrado ahora que estos receptores aumentan de número para ayudar a hacer frente el dolor fuerte y de larga duración.
Aplicando calor a la piel mediante un estimulador láser, el Dr. Brown y sus colegas mostraron que cuanto más receptores opioides existen en el cerebro, mayor es la capacidad de soportar el dolor.
Esto sugiere que el aumento de receptores opioides en el cerebro es una respuesta de adaptación al dolor crónico, la cual permite a las personas aguantarlo más fácilmente.
El hallazgo plantea la posibilidad de que algunos tratamientos sencillos puedan promover y reforzar este proceso natural, o que sea posible diseñar moléculas inteligentes para lograr un efecto parecido. Con ello, se lograría un alivio adicional del dolor para los pacientes, sin que eso fuese unido a un aumento de dosis de fármacos calmantes, algo que puede traer efectos secundarios perjudiciales.