Neurología
¿Puede el ejercicio físico reforzar la memoria a largo plazo?
Estar en buena forma física también beneficia al cerebro, pero ¿hasta qué punto? ¿Hacer ejercicio físico, como por ejemplo correr, puede influir en la capacidad de recordar cosas durante mucho tiempo?
El equipo de Josef Bischofberger, profesor en el departamento de Biomedicina de la Universidad de Basilea en Suiza, se propuso averiguarlo en ratones.
Los investigadores hicieron pruebas con dos grupos de ratones, a los que se aposentó en jaulas con o sin ruedas de ejercicio, lo que permitía a los ratones correr si lo deseaban en el primer caso, o promovía una estancia sedentaria en el segundo. Además, se recurrió a una tarea novedosa de reconocimiento de objetos para evaluar en los animales el aprendizaje y la memoria a largo plazo. Dado que los roedores prefieren pasar más tiempo con objetos nuevos que con aquellos que ya conocen (son curiosos por naturaleza), los investigadores los expusieron primero a dos objetos idénticos (conos o pirámides, blancos o negros). Después de 1,5 horas, uno de los objetos fue reemplazado por un nuevo objeto (un cono por una pirámide o viceversa), y se observó a los ratones. Después de transcurridas 24 horas, el nuevo objeto fue de nuevo intercambiado, ya fuera por uno similar (del mismo color pero de forma diferente) o por uno distinto (color y forma diferentes).
Después de un corto intervalo de una hora y media, tanto los ratones sedentarios como los que se ejercitaban podían distinguir objetos similares y distintos. Sin embargo, tras 24 horas, se observó una diferencia. Mientras que los objetos distintos eran reconocidos y recordados por ambos grupos de ratones, solo los que hacían ejercicio físico en jaulas acondicionadas para ello podían distinguir de manera fidedigna entre aquellos que tenían un aspecto similar. Los investigadores han determinado por tanto que los ratones que se ejercitaban habían desarrollado mejores capacidades de discriminación de patrones que los ratones sedentarios.
Dado que los roedores prefieren pasar más tiempo con objetos nuevos que con aquellos que ya conocen, los investigadores los expusieron a dos objetos idénticos (conos o pirámides) para habituarlos, y luego midieron la atención de los animales hacia un objeto nuevo con una forma diferente. (Foto: Josef Bischofberger, Universidad de Basilea)
La conclusión a la que ha llegado el equipo de Bischofberger es que el ejercicio puede potenciar el desarrollo de nuevas células cerebrales en el cerebro adulto, un proceso llamado neurogénesis adulta. Estas células cerebrales recién nacidas juegan un importante papel en el aprendizaje y la memoria. Los ratones que pasaron tiempo ejercitándose en las ruedas no solo mostraban una mejor capacidad para distinguir nuevos objetos de otros conocidos, sino que también desarrollaron más neuronas nuevas. Valiéndose de marcadores con los que poder identificar células cerebrales recién formadas, los investigadores encontraron que, en comparación con lo que les ocurrió a los ratones sedentarios, los que se ejercitaron desarrollaron aproximadamente el doble de células nuevas, y que estas tenían dendritas más largas, lo cual facilita la formación de nuevos contactos sinápticos entre células nerviosas.