Medicina
Desentrañando un proceso que parece poner en marcha a la mayoría de los cánceres
El gen p53 ha sido descrito como el “guardián del genoma” debido a su relevante papel en la prevención de las mutaciones genéticas. Más de la mitad de todos los cánceres se cree que se originan a partir de mutaciones nocivas del p53 o por pérdida de función de este por otras causas, y ahora un estudio reciente explica por qué.
El equipo de Richard Moran, del Centro Oncológico Massey, adscrito a la Universidad de la Mancomunidad de Virginia (VCU, Virginia Commonwealth University) en Estados Unidos, ha averiguado cómo las mutaciones y/o la pérdida de funcionalidad del gen p53 activan un complejo proteico conocido como mTORC1, que ayuda a regular los recursos energéticos necesarios para la proliferación celular. El mTORC1 consta de varias docenas de proteínas, y las células utilizan las membranas intracelulares de su lisosoma como andamio para juntar todas esas proteínas.
En respuesta a la necesidad de una célula normal, el gen p53 ayuda a mantener los niveles adecuados de una proteína conocida como TSC2 en el lisosoma. El equipo de Moran ha descubierto que cuando el p53 no está funcionando de forma apropiada, los niveles de TSC2 en el lisosoma bajan, ocupando su lugar una pequeña proteína llamada RHEB. Es esta acumulación de la RHEB lo que activa a mTORC1 y lleva al control anormal de la proliferación celular.
Moran y sus colaboradores han mostrado por vez primera el proceso de señalización que lleva al crecimiento excesivo característico del cáncer, cuando se pierde el gen p53. Estas interacciones de proteínas son como eslabones individuales en la cadena de sucesos que conducen al desarrollo del cáncer.