Antropología
La causa médica del cambio de conducta que hizo del rey Enrique VIII de Inglaterra un personaje temible y odioso
En varias ocasiones, Enrique VIII recibió golpes fuertes en la cabeza, y pudo sufrir un traumatismo craneoencefálico severo, que marcó el inicio de la peor fase de su vida, según una investigación del equipo del Dr. Arash Salardini, neurólogo especializado en conducta, y profesor en la Universidad Yale en New Haven, Connecticut, Estados Unidos.
Un traumatismo craneoencefálico explica los problemas de memoria, la ira explosiva, la incapacidad de controlar los impulsos, los dolores de cabeza, el insomnio (y quizá incluso la impotencia) que afligieron a Enrique durante la década previa a su muerte en 1547, según las conclusiones a las que se ha llegado en esta investigación.
El monarca inglés es conocido sobre todo por su contencioso con la Iglesia Católica respecto a su deseo de anular su primer matrimonio con Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena. El asunto llevó a la Reforma Inglesa y a la creación de la Iglesia de Inglaterra. Enrique se casaría seis veces, y ejecutaría a dos de sus esposas.
El equipo de investigación analizó montones de cartas de Enrique y otras fuentes históricas para documentar su historial médico conocido y los sucesos que podrían haber contribuido a sus dolencias. Sus hallazgos confirman las conjeturas de algunos historiadores de que los daños que sufrió compitiendo en torneos causaron los posteriores problemas de salud y de comportamiento.
Enrique sufrió dos grandes lesiones en la cabeza durante su cuarta década de vida. En 1524, una lanza penetró por el visor de su yelmo durante un torneo de justas y el golpe le aturdió. Un año después, perdió el sentido cuando cayó de cabeza contra el fondo de un arroyo, cuando intentaba cruzar al otro lado de este saltando por encima mediante una pértiga. Sin embargo, según creen los investigadores, el comportamiento impredecible del monarca inglés pudo ser desencadenado por un accidente durante un torneo en enero de 1536, cuando un caballo cayó sobre Enrique, causándole pérdida de conocimiento durante dos horas.
Los historiadores están de acuerdo en que su comportamiento cambió después de 1536. Salardini argumenta que las descripciones de Enrique durante su juventud lo presentaban como un joven inteligente y apacible que tomó decisiones militares y políticas sabias. Su comportamiento en los postreros años de su vida se hizo notablemente errático: era olvidadizo y proclive a estallidos de furia y decisiones impulsivas.
En 1546, por ejemplo, estaba asegurando a su sexta esposa, Catherine Parr, que no la enviaría a la temible Torre de Londres (empleada como prisión) cuando llegaron los soldados para arrestarla. Lanzó entonces una diatriba contra ellos, habiendo olvidado que les había dado la orden el día antes.
Otras secuelas ocasionales de un traumatismo craneoencefálico pueden ser una deficiencia en la hormona del crecimiento y el hipogonadismo, que pueden llevar al síndrome metabólico y a la impotencia, respectivamente.