Microbiología
El humo del tabaco vuelve más resistentes a ciertos gérmenes
La boca es una de las partes “más sucias” del cuerpo, siendo hogar de millones de gérmenes. Pero fumar puede incrementar la probabilidad de que ciertas bacterias como la Porphyromonas gingivalis no solo acampen en la boca sino que además construyan allí una ciudad fortificada desde la que resistir los ataques del sistema inmunitario.
El equipo de David A. Scott, de la Universidad de Louisville en Kentucky, Estados Unidos, investiga cómo los cigarrillos propician la colonización de algunas partes del cuerpo por bacterias. Él y sus colaboradores han identificado recientemente cómo el humo del tabaco, compuesto de miles de sustancias químicas, promueve la colonización bacteriana y la impotencia del sistema inmunitario ante estos invasores.
Desde el primer hallazgo significativo en esta línea de investigación, hace varios años, han ido aumentando las evidencias de ese efecto de los cigarrillos. En un nuevo estudio, basado en la revisión de la literatura científica reciente sobre la cuestión, se ha constatado que el humo del cigarrillo y sus componentes también promueven la formación de biopelículas por parte de otros varios patógenos, incluyendo estos: Staphylococcus aureus, Streptococcus mutans, Klebsiella pneumonia y Pseudomonas aeruginosa.
Las biopelículas están compuestas de numerosas comunidades microbianas, formando a menudo estructuras complejas pertenecientes a diversas especies que interactúan y coexisten. Las bacterias pueden formar biopelículas sobre la mayoría de superficies, incluyendo los dientes, las válvulas del corazón y el tracto respiratorio.
Una vez un patógeno se establece dentro de una biopelícula, puede ser difícil de erradicar, ya que estas actúan a modo de búnker, proporcionándoles a las bacterias una barrera física eficaz contra la respuesta inmunitaria del anfitrión. Las biopelículas también pueden ser impermeables a los antibióticos. Por todo ello, sirven de reservorio para una infección persistente. Por otra parte, las biopelículas permiten la transferencia de material genético entre los miembros de la comunidad bacteriana y esto puede llevar a una propagación de la resistencia a los antibióticos y de otras capacidades que ayudan a la acción infecciosa de estos microorganismos.
Una de las biopelículas más comunes es la placa dental, que puede llevar a la gingivitis, una enfermedad de las encías presente en casi la mitad de la población mundial, y a enfermedades orales más graves, como la periodontitis crónica. Las biopelículas bacterianas también pueden formarse en las válvulas cardiacas, resultando en infecciones relacionadas con el corazón, y pueden asimismo causar muchos otros problemas.