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Una nueva revisión de las diferencias entre macho y hembra en cuanto a longevidad en muchas especies de animales indica la existencia real de una ventaja para la supervivencia de la mujer en la especie humana; entender el porqué podría propiciar tratamientos para extender el tiempo de vida sana.
La revisión la han realizado Steven Austad y Kathleen Fischer, de la Universidad de Alabama en Birmingham, Estados Unidos.
Aunque otras especies, desde lombrices intestinales a moscas de la fruta, pasando por muchos otros animales, muestran diferencias de esperanza de vida que podrían favorecer a uno de los sexos en ciertos estudios, otros trabajos que consideran dietas distintas, perfiles de apareamiento diferentes y condiciones ambientales también distintas, dan la vuelta a menudo a esa ventaja en favor del otro sexo. Con la especie humana, sin embargo, parece que las mujeres siempre tienen dicha ventaja.
Entre las pruebas sobre una mayor esperanza de vida de las mujeres tenemos:
-La Base de Datos de la Mortalidad Humana, que posee unas tablas completas de la esperanza de vida de hombres y mujeres de 38 países que se remontan hasta 1751 para Suecia y a 1816 para Francia. Teniendo en cuenta esta alta calidad de los datos, resulta impresionante ver que para los 38 países y para cada año en la base de datos, la esperanza de vida de las mujeres en el momento del nacimiento excede a la de los varones.
-Una ventaja que dura toda la vida. La esperanza de vida más larga de las mujeres puede verse en todo momento, desde el comienzo de la vida (desde el nacimiento hasta los 5 años de edad) y a los 50 años. También se ve al final de la vida, donde los datos del Grupo de Investigación Gerontológica para las personas más ancianas muestran que las mujeres suponen el 90 por ciento de los supercentenarios, es decir, aquellas personas que viven 110 años o más.
-Los grupos de nacidos entre mediados del siglo XIX y principios del XX en Islandia. Este país pequeño y genéticamente homogéneo, que ha sido asolado por catástrofes como el hambre, las inundaciones, las erupciones volcánicas y las epidemias, proporciona un ejemplo particularmente vívido de la supervivencia femenina. Con el paso del tiempo, la esperanza de vida en el momento del nacimiento cae hasta los 21 años durante las catástrofes y se eleva hasta los 60 durante los buenos tiempos. Sin embargo, en cada año, a despecho de las epidemias y de la disponibilidad de alimentos, las mujeres al principio de su vida o cerca de su final exhibieron una tasa de supervivencia mayor que la de los hombres.
-Resistencia a la mayoría de las causas principales de muerte. De las 15 causas más importantes en los Estados Unidos en 2013, las mujeres murieron con una tasa inferior por 13 de ellas, incluyendo las seis más importantes. Para el cálculo se tuvieron en cuenta las edades.
Para una de las causas de muerte, el derrame cerebral, no había sesgo por sexos, mientras que por otra, el Mal de Alzheimer, las mujeres tenían un riesgo mayor que el de los hombres.