Geología
La formación del Gran Cráter de Arizona se debió a un impacto más devastador de lo creído
Un equipo internacional de científicos ha descubierto cristales microscópicos en arenisca fundida extraída por prospectores hace un siglo, que denotan presiones y temperaturas enormes generadas cuando un gran meteorito formó en el norte de Arizona, hace unos 49.000 años, el Cráter Barringer, conocido también como Cráter del Meteoro o Gran Cráter de Arizona.
Los zircones son cristales diminutos extraordinariamente estables que pueden persistir durante miles de millones de años y que han sido usados para datar antiguos impactos de asteroides. Pero un nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de Aaron Cavosie, Nick Timms y Timmons Erickson, de la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos, se ha valido de ese tipo de mineral para aportar nuevos y reveladores datos sobre el impacto meteorítico responsable del Cráter Barringer, un impacto acaecido mucho más recientemente que los de aquellos asteroides.
A partir de evidencias de diversas clases, los investigadores han llegado a la conclusión de que los zircones fueron sometidos a una presión de al menos 300.000 atmósferas, y a temperaturas de 2.000 grados centígrados o más, lo bastante calientes como para fundir cualquier roca en la Tierra. En la corteza de nuestro planeta, tales temperaturas ocurren solo brevemente, dentro de zonas de impacto.
![[Img #37607]](upload/img/periodico/img_37607.jpg)
El impacto creó una temperatura tan extraordinariamente alta que vaporizó o fundió todas las rocas en la corteza circundante. Los granos de cuarzo en la arenisca se fundieron para dar forma a sílices fundidas por impacto, de aspecto vidrioso, que recubrieron las circonitas.



