Biología
La misteriosa capacidad de las células mamíferas para adaptarse a la ingravidez del espacio
Las células de los mamíferos han evolucionado en un ambiente sometido a la fuerza de gravedad de la Tierra. ¿Hasta qué punto la evolución las ha capacitado para adaptarse también a la ingravidez (o microgravedad) del espacio y por qué?
Desde el inicio de la Era Espacial, los efectos biológicos de las estancias fuera de la Tierra han sido objeto de numerosas investigaciones. Muchos experimentos mostraron cambios celulares tras días o incluso horas en gravedad cero. Los astronautas, sin embargo, vuelven a la Tierra sin ningún problema de salud serio tras largas misiones en el espacio. Esto lleva a plantearse la pregunta de ¿hasta qué punto las células mamíferas son capaces de adaptarse a cambios notables en la gravedad?
Basándose en exámenes efectuados en tiempo real a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), unos científicos han averiguado que las células de los mamíferos son capaces de reaccionar a los cambios en las condiciones gravitatorias de forma extremadamente rápida, y eficaz ya que luego siguen funcionando debidamente, manteniendo en marcha todas sus funciones.
A diferencia de los experimentos espaciales comunes, que se basan en análisis realizados en la Tierra cuando la muestra biológica ha regresado a ella, el realizado por el equipo que encabezan Oliver Ullrich y Cora Thiel, de la Universidad de Zúrich en Suiza, se hizo optando por una vía diferente. Estos científicos diseñaron su experimento de modo que incluyera mediciones directas hechas en el espacio.
La astronauta de la ESA Samantha Cristoforetti realizó directamente todas las operaciones necesarias en el laboratorio de la ISS. Los datos recogidos en la estación espacial fueron después transmitidos a la Tierra, y unos controles rigurosos y externos permitieron excluir toda influencia aparte del cambio de gravedad.
Parte frontal del equipamiento para el experimento. (Foto: C. Thiel / Airbus DS)
Con ayuda de centrifugadoras para recrear la gravedad, y centrándose en una función celular concreta, se constató que tras el cese casi instantáneo de dicha función al entrar en el estado de ingravidez, las células se adaptaban a la ingravidez y reanudaban esa función a pleno rendimiento en ¡tan solo 42 segundos!
Lo descubierto, además de espectacular, resulta paradójico, tal como dice Thiel, ya que las células mamíferas son capaces de adaptarse de forma ultrarrápida a la gravedad cero, pero en cambio ninguna célula mamífera ha sido nunca expuesta a ella como parte de su hábitat el tiempo suficiente como para haber influido ello en su evolución, en el transcurso de la historia de la vida en la Tierra. Por tanto, los intrigantes resultados plantean más preguntas que respuestas aportan, sobre la robustez de la vida y su asombrosa adaptabilidad a la ingravidez del espacio.