Química
La nueva aleación metálica Zamak
La ciencia metalúrgica sigue tan activa como siempre. Los investigadores no dejan de desarrollar nuevos materiales, y en especial aleaciones metálicas que encuentran así aplicaciones insospechadas o más adecuadas para los productos modernos.
Aunque el consumidor no se dé cuenta, buena parte de los productos que adquiere incluyen aleaciones metálicas de última generación que han precisado del trabajo de muchos expertos y científicos especialistas. El resultado siempre busca superar las anteriores cotas previas de ahorro en el coste, de fiabilidad, de durabilidad o de maleabilidad, entre otras características esenciales.
El mercado profesional ofrece pues una gran variedad de materiales con los que construir y fabricar, mejor que nunca, los productos de consumo del presente y del futuro. Sin embargo, algunos destacan por encima de otros. Es el caso de la aleación de metal Zamak, desarrollada a partir de cinc, aluminio, magnesio y cobre. Precisamente, las iniciales de estos elementos sirven para bautizarla.
Gracias a sus particulares características, la aleación Zamak es empleada o puede utilizarse en campos tan dispares como la bisutería, la marroquinería, los accesorios de moda (desde hebillas a cinturones) y en piezas de mantenimiento en electricidad o mecánica. La encontraremos asimismo en decoración de mobiliario y en el tratamiento de superficies, y se la puede ver formando parte de piezas para juguetes, modelismo, figuritas y miniaturas de diversa índole, mostrando una gran calidad de acabado.
(Foto: Metaconcept Groupe)
Su diseño y su punto de fusión, alrededor de los 400 grados C., la hacen fácil de manipular. Mientras, su resistencia no está reñida con su maleabilidad. Además, es inoxidable y puede moldearse a presión.
Apta para grandes producciones en serie, la aleación Zamak también se utiliza en series más pequeñas o medianas, garantizando el bajo coste.
La compañía francesa Metaconcept Groupe fabrica esta aleación en forma de barras de 400 por 100 por 10 mm, de 3 kg de peso, que después pueden ser fundidas en crisol o cubas a 425 grados, para su uso en la cadena de producción. La Zamak se mantiene sólida hasta los 380 grados, y adopta forma líquida a partir de los 405 grados.
En definitiva, estamos ante un producto con variadas aplicaciones y avanzado diseño, apto para numerosos campos y con propiedades ideales para la industria actual.