Ciencia de los Materiales
Agua dulce extraída del aire del desierto con una mayor eficacia
Una interesante línea de investigación y desarrollo está demostrando la viabilidad de un dispositivo para capturar humedad ambiente, incluso la muy escasa de un desierto, y producir agua dulce potable, sin necesitar más energía que la proporcionada por la luz solar.
La tecnología en la que trabaja el equipo de Omar Yaghi, de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, se basa en materiales del tipo conocido como armazón organometálico (MOF), que son muy porosos.
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Hasta ahora, se han realizado pruebas en sitios como por ejemplo zonas desérticas de Arizona, incluyendo una donde la humedad relativa cae desde un máximo del 40 por ciento por la noche hasta un mínimo del 8 por ciento durante el día.
En una primera versión del dispositivo, para la que se ha usado el material denominado MOF-801, hecho del caro metal circonio, se podía obtener una cantidad de agua de hasta unos 200 mililitros por kilogramo de MOF al día.
Sin embargo, un avance reciente de Yaghi y sus colaboradores consiste en un nuevo MOF basado en aluminio, llamado MOF-303, que es al menos 150 veces más barato y captura el doble de agua en las pruebas de laboratorio. Esto dará pie a una nueva generación de recolectores de agua atmosférica que producirán más de 400 mililitros de agua por día a partir de un kilogramo de MOF.
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Markus Kalmutzki, Farhad Fathieh y Eugene Kapustin sitúan el recolector de agua para unas pruebas en el tejado del campus de la Universidad de California en Berkeley. (Foto: Stephen McNally)
Se ha despertado un tremendo interés en la comercialización de estos dispositivos, y existen varias empresas emprendedoras que ya se han lanzado a desarrollar una versión comercial del aparato de recolección de agua. El MOF de aluminio está haciendo esto viable comercialmente, dado que es barato, tal como argumenta Yaghi.
Los armazones organometálicos son sólidos con tantos canales y agujeros internos que un MOF del tamaño de un terrón de azúcar podría tener un área de superficie interna equivalente a varios campos de fútbol. Esta área de superficie absorbe fácilmente gases o líquidos pero, de forma igualmente importante, los libera con rapidez al ser calentado el material. Se están ensayando ya varios tipos de MOFs como un modo de almacenar más gas en los depósitos de los vehículos alimentados por hidrógeno, para absorber el dióxido de carbono de las chimeneas y para almacenar metano.
Yaghi espera con mucho interés la próxima prueba de campo, que ensayará en condiciones reales y extremas la conducta del MOF basado en aluminio. La prueba está planeada para finales de verano, en el Valle de la Muerte, donde las temperaturas alcanzan fácilmente los 43 grados centígrados durante el día y no suelen bajar de los 21 por la noche, con una humedad nocturna tan baja como del 25 por ciento.
Con Yaghi trabajan también Eugene Kapustin, Markus Kalmutzki y Farhad Fathieh.



