Climatología
La próxima era glacial no tendrá lugar
El actual período cálido de nuestro planeta, que comenzó hace alrededor de 11.000 años, debería cederle el paso a otra era glacial dentro de unos 1.500 años, según las predicciones basadas en los modelos astronómicos aceptados por la comunidad científica.
Sin embargo, los niveles actuales de dióxido de carbono en la atmósfera están atrapando demasiado calor en ella como para permitir que la Tierra se enfríe como lo hizo en su pasado prehistórico a consecuencia de los cambios periódicos en patrones orbitales del planeta. Así lo indican los resultados de una nueva investigación llevada a cabo por expertos del University College de Londres, la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, y la Universidad de Florida en Estados Unidos.
Esa nueva era glacial que debería comenzar a llegar dentro de 1.500 años no tendrá lugar pues. Los cálculos realizados por los autores del estudio indican que habrá que esperar decenas de miles de años a que llegue una era glacial considerable como tal.
Puede parecer una buena noticia, por el ahorro en calefacción y en todo lo necesario para afrontar temperaturas más bajas que las actuales, pero probablemente esta alteración del ciclo natural de las eras glaciales hará, en general, más daño que bien, tal como acota el geólogo Jim Channell, de la Universidad de Florida y miembro del equipo de investigación. Channell argumenta que las grandes capas de hielo como la de la Antártida Occidental ya están desestabilizadas por el calentamiento global. Sin la llegada a tiempo de una era glacial que pueda invertir la tendencia, el hielo se derretirá inexorablemente y el nivel del mar aumentará de manera espectacular, con el resultado final de que las aguas se tragarán una parte nada desdeñable del litoral de muchos lugares, incluyendo extensas áreas que en la actualidad están muy densamente pobladas.
Hoy en día, los gases de efecto invernadero que retienen el calor solar están presentes en la atmósfera terrestre con una concentración mucho mayor que la existente en cualquier época de los últimos millones de años. Por eso, el enfriamiento que hubiera ocurrido de manera natural debido a los cambios en las características orbitales de la Tierra quedará ampliamente contrarrestado por la potencia del calentamiento global.
En el último millón de años, y quizá más atrás en el pasado, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono, como atestiguan los núcleos de hielo analizados, nunca sobrepasaron la cifra de 280 partes por millón. Actualmente, la concentración ya es de 390 partes por millón. El fuerte y súbito aumento se ha producido en los últimos 150 años.