Artículo, del blog Ser Vivo, que recomendamos por su interés.
La tendencia a pensar que un animal es sociable y bueno cuando lo encontramos bonito, nos puede engañar.
Un buen ejemplo lo tenemos con la rata del hielo, Otomys sloggetti, habitante de las montañas Drakensberg de Sudáfrica y Lesoto.
Este roedor presenta muy acusadamente esta dicotomía hasta el extremo de recordarnos la novela "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde". Comparte madrigueras sin ningún problema; es más, las ratas se acurrucan juntas y son cariñosas y agradables entre sí. Pero en cuanto salen al exterior, se acaba la buena educación.
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