Meteorología
Descubren las "semillas" principales de las que se forman los cirros
En todo momento, los cirros, esas nubes parecidas a mechones de cabello o estelas, cubren casi un tercio del globo terráqueo. Estas nubes se forman en las capas superiores de la troposfera, a menudo a más de 15 kilómetros (más de 10 millas) sobre la superficie de la Tierra.
Los cirros influyen en el clima global, ya que pueden refrescar el planeta al reflejar la radiación solar entrante, y también pueden calentarlo al atrapar y retener el calor emitido por la Tierra hacia el espacio. Teniendo en cuenta estos dos efectos contrapuestos, resulta difícil determinar cuál es el resultado neto más común de los cirros sobre el clima.
Conocer mejor los mecanismos de formación de estas nubes puede ayudar a los meteorólogos a predecir mejor los patrones climáticos futuros.
Ahora un equipo interdisciplinario de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), del mismo país, y otras entidades, ha identificado las "semillas" principales a partir de las cuales se forman los cirros. El equipo tomó muestras de cirros usando instrumentos a bordo de un avión de investigación a gran altitud, y analizó las partículas recolectadas durante múltiples vuelos que cubren un período de nueve años. Encontraron que la mayoría de las gotas de estas nubes se forman por el vapor de agua que se congela, o nuclea, sobre dos tipos de partículas o "semillas": partículas de polvo mineral y de aerosoles metálicos.
Aunque al polvo mineral se le suele considerar como una sustancia natural que se origina en regiones secas y polvorientas de la Tierra, una porción de ese polvo mineral atmosférico es de origen antropogénico, ya que la agricultura, buena parte del transporte y diversos procesos industriales liberan polvo a la atmósfera.![[Img #13872]](upload/img/periodico/img_13872.jpg)
Algunos estudios de modelación global predicen concentraciones más altas de polvo en el futuro debido a la desertificación, al cambio de uso de la tierra y a las modificaciones en los patrones de lluvia por causa de los efectos climáticos inducidos por actividades humanas.
En cuanto a los aerosoles metálicos, sus componentes principales incluyen plomo, zinc y cobre, lo que apunta a otro factor antropogénico sobre la formación de nubes, ya que la liberación de estas partículas metálicas es muy inusual por medios naturales. Casi con toda certeza, la fuente principal de estas partículas es la civilización humana, a través de actividades industriales o emisiones de determinados vehículos.
La ausencia de ciertas partículas en las nubes, comprobada en el nuevo estudio, y contradiciendo lo que buena parte de la comunidad científica venía asumiendo hasta ahora, también es un hallazgo interesante. Aunque en experimentos de laboratorio los científicos han observado que sustancias como el hollín y esporas de hongos ejercen con facilidad de semillas de nube, el equipo de Dan Cziczo, del MIT, y Karl Froyd, de la NOAA, apenas detectó vestigios de este tipo de partículas en la atmósfera superior.
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