Neurología
Regiones cerebrales capaces de reemplazar al hipocampo
El hipocampo, una estructura cerebral con forma de caballito de mar en la que se forman los recuerdos, desempeña un papel crítico en el procesamiento, almacenamiento y recuperación de la información. El hipocampo es muy susceptible a daños provocados por derrames cerebrales o falta de oxígeno, y también se manifiestan en él muchos de los primeros efectos nocivos del Mal de Alzheimer.
Cuando el hipocampo, el centro primario del aprendizaje del cerebro, está dañado, surgen nuevos circuitos neuronales complejos para compensar la función perdida. Así lo han comprobado unos científicos que han identificado las regiones del cerebro implicadas en la creación de esas vías alternativas, a menudo muy lejanas al sitio dañado.
El equipo de Moriel Zelikowsky y Michael Fanselow, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), y Bryce Vissel del Instituto Garvan de Investigación Médica en Australia, ha constatado que hay partes de la corteza prefrontal que asumen tareas propias del hipocampo cuando éste está dañado.
La primera indicación del fenómeno vino de observaciones a ratas que tenían dañado su hipocampo. Estas ratas, aunque necesitaban más entrenamiento que el usual, eran capaces de aprender de sus experiencias, un hallazgo sorprendente, dado que de eso se encarga normalmente el hipocampo.
Este importante hallazgo es la primera demostración clara de esa clase de plasticidad en tales circuitos neuronales.![[Img #14253]](upload/img/periodico/img_14253.jpg)
El análisis de la anatomía de los cambios que se habían producido en los cerebros de las ratas identificó cambios funcionales significativos en dos regiones específicas de la corteza prefrontal.
Significativamente, estudios anteriores habían mostrado que estas regiones de la corteza prefrontal también se activan de modo característico en los cerebros de pacientes con el Mal de Alzheimer, lo cual sugiere que en estas personas se desarrollan circuitos compensatorios similares. Si bien es probable que el cerebro de las personas con Alzheimer ya cuente de forma habitual con esta compensación de daños, este descubrimiento podría abrir una puerta hacia el desarrollo de terapias que aumenten dicha compensación más allá del grado natural, mejorando así la calidad de vida de muchos pacientes. Estas terapias potenciales también serían aplicables a derrames cerebrales y a otros daños cerebrales.
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