Ingeniería
Antenas inflables para satélites diminutos y baratos
La filosofía de los satélites minúsculos mucho más baratos de colocar en órbita dado el alto costo por gramo que tiene el enviar algo al espacio, es cada vez más popular. Y no dejan de surgir nuevas estrategias de miniaturización. Una particularmente interesante permitiría dotar de un buen sistema de comunicación a tales satélites, de tamaño parecido al de una caja de zapatos, sin tener que aumentarlo más allá de lo aceptable.
Una limitación importante de estos satélites tan pequeños es el alcance de su sistema de comunicación. Como no es posible instalar una gran antena parabólica en un satélite tan minúsculo, hay que conformarse con antenas menos grandes, y por tanto, menos potentes, lo que restringe su uso para comunicaciones a órbitas inferiores a las de los satélites geosincrónicos.
Recientemente, el equipo de la ingeniera Alessandra Babuscia, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, ha ideado y presentado un diseño que puede aumentar significativamente el rango de comunicación de los satélites pequeños, permitiéndoles alejarse mucho más de la superficie terrestre: el equipo ha construido y probado una antena inflable que puede plegarse en un espacio compacto e inflarse cuando está en órbita.
Esta antena amplifica significativamente las señales de radio, permitiendo que un CubeSat transmita datos a la Tierra a una velocidad superior. La distancia que puede ser cubierta por un satélite equipado con una antena inflable es siete veces mayor que la alcanzable por otros satélites de comunicaciones CubeSat existentes.
Con esta antena se puede transmitir a la Tierra desde la Luna e incluso desde más lejos.
Esta antena es una de las soluciones más baratas y eficientes para el problema de las comunicaciones que han venido afrontando los satélites muy pequeños.
Una antena inflable no es una idea nueva. Pero los diseños tradicionales, con un sistema de válvulas de presión, no son los óptimos para los requerimientos de peso, eficiencia y seguridad de los satélites más pequeños.
La ingeniosa solución a la que ha recurrido el equipo de Babuscia es una sustancia química, originalmente en forma de polvo, que se sublima (pasa de sólido a gas directamente) cuando se expone a baja presión, y de ese modo la antena, rellenada con la cantidad adecuada de polvo, se infla del modo previsto.
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