Geología
Asombrosas emanaciones de hierro en fumarolas hidrotermales
El hallazgo pone en duda la validez de las estimaciones hechas anteriormente sobre la disponibilidad de hierro en las aguas oceánicas y también contradice algunas suposiciones muy aceptadas hasta hoy por una parte de la comunidad científica, acerca de las fuentes de hierro en los mares del mundo.
Éste y otros estudios van a obligar a la comunidad científica a reevaluar cuánto hierro marítimo realmente proviene de las fumarolas hidrotermales y a aumentar esas estimaciones, lo que tiene implicaciones también no sólo para la ciencia geoquímica del hierro, sino para varias otras ramas científicas.
El objetivo original de la expedición científica marina realizada por el equipo de Mak Saito, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole (WHOI) en Massachusetts, Estados Unidos, no era buscar penachos de hierro en el Atlántico Sur. La expedición estaba dirigida a confeccionar un mapa de la composición química y del contenido microbiano de las aguas analizadas mediante la toma de diversas muestras, en el tramo oceánico cubierto por el barco, entre Brasil y Namibia. En su travesía, los científicos tomaron muestras del agua marina a intervalos frecuentes y a múltiples profundidades, almacenándolas para su posterior análisis exhaustivo a su regreso a tierra firme.
Su ruta cruzaba sobre la Dorsal del Atlántico Medio, un conjunto de montañas y valles que discurren a lo largo del fondo marino del Océano Atlántico, extendiéndose desde el Océano Ártico hasta el Antártico, donde se observan algunas de las placas tectónicas más grandes de la Tierra separándose entre sí muy lentamente.
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A lo largo de esta cadena montañosa submarina, hay fumarolas hidrotermales, fisuras en la corteza terrestre que desprenden fluidos muy calientes, acompañados por gases y otros materiales. Estas fumarolas no han sido estudiadas extensamente pues se ha venido asumiendo que las dorsales de expansión lenta son menos activas que las de expansión rápida y por tanto menos interesantes.
En estudios anteriores sobre el helio, que se libera desde el manto terrestre a través de fumarolas hidrotermales y que comúnmente les sirve a los geólogos como un indicador de la actividad de tales fumarolas, se encontró poco helio emanando de las del Atlántico Medio, por lo que los científicos asumieron que estas fumarolas también emitían poco hierro.
Así que Saito y sus colegas quedaron realmente sorprendidos ante lo que revelaron sus muestras en el laboratorio. Ya filtradas y analizadas, parte de las muestras resultaron contener niveles inesperadamente altos de hierro y manganeso. Cuando Abigail Noble y Saito marcaron en un mapa los sitios donde fueron recogidas las muestras ricas en hierro, se percataron de que forman un penacho distintivo, una nube de nutrientes en profundidades de entre 1.500 y 3.500 metros que se extiende por más de 1.000 kilómetros en el Atlántico Sur.
"Nunca habíamos visto nada igual", recalca Saito, quien recuerda vivamente la honda impresión que les causó a todos los miembros del equipo de investigación descubrir ese extenso penacho submarino.
En ese penacho, la proporción del hierro con respecto al helio es 80 veces mayor que en las cadenas montañosas de expansión más rápidas en el sector sudeste del Pacífico.
El hallazgo es de gran relevancia para la biología marina, ya que el hierro es un elemento crítico para la vida oceánica. Se sabe que el hierro estimula el crecimiento del fitoplancton en muchos hábitats marinos, sobre todo los importantes para el ciclo oceánico del carbono, que, a su vez, influye sobre la abundancia del dióxido de carbono en la atmósfera e indirectamente sobre el clima de la Tierra. Como más de la mitad de las dorsales submarinas del mundo son de lenta expansión, el descubrimiento sugiere que puede haber mucho más hierro procedente de estos lugares que lo estimado con anterioridad.
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