Oceanografía
Analizan el alcance y la magnitud de la creciente acidificación oceánica
Los océanos absorben más de la cuarta parte del dióxido de carbono antropogénico emitido a la atmósfera. Ellos forman un sumidero natural en cuya ausencia la Tierra sería ahora mucho más caliente, ya que habría más dióxido de carbono en la atmósfera. Sin embargo, la capacidad de almacenamiento del mar es limitada y además la absorción de dióxido de carbono acarrea otros efectos nocivos aunque nos salve de un calentamiento mayor.
El principal efecto nocivo es que el dióxido de carbono disuelto en el agua forma ácido carbónico, el cual, a su vez, hace disminuir el valor del pH (o sea aumentar la acidez) del agua de mar. Esta acidificación perjudica a muchos moradores del mar. Consecuentemente, en años recientes gran parte de las investigaciones ha estado orientada a evaluar cómo tal o cual especie reacciona a la acidificación marina. Pero, hasta ahora, la magnitud global exacta de estos cambios en los ecosistemas marinos ha sido desconocida en su mayor parte.
A fin de obtener esa visión de conjunto, el equipo de Astrid Wittmann y Hans-Otto Pörtner revisaron todos los estudios centrados en evaluar las consecuencias de la acidificación del océano para las especies marinas de cinco clases de animales: los corales, los crustáceos, los moluscos, los vertebrados (como los peces) y los equinodermos (como los erizos de mar y las estrellas de mar). Al terminar, habían recopilado un total de 167 estudios con datos de unas 150 especies diferentes.
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Los resultados de esta nueva evaluación están claros. Indican que todos los grupos animales investigados son afectados negativamente por las concentraciones más elevadas del dióxido de carbono. En especial, los corales, los equinodermos y los moluscos reaccionan muy sensiblemente al descenso del valor del pH. Algunos equinodermos como las ofiuras tienen las perspectivas de supervivencia más bajas al estar sometidos en un ambiente con los valores de la concentración de dióxido de carbono previstos para el año 2100.
En cambio, parece que crustáceos como por ejemplo el cangrejo Libinia emarginata sólo comenzarán a tener problemas serios cuando las concentraciones de dióxido de carbono alcancen los valores más grandes.
No puede descartarse, sin embargo, que la sensibilidad de los animales marinos a la acidez del agua aumente si la temperatura del mar se eleva simultáneamente.
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