Biología
La inesperada capacidad de los corales para realizar movimientos complejos
Tradicionalmente se ha visto a los corales, cuyos esqueletos de carbonato de calcio constituyen la base de los arrecifes de coral, como organismos pasivos que dependen por completo de las corrientes oceánicas para que les lleguen las sustancias disueltas que necesitan, como por ejemplo nutrientes y oxígeno. Pero ahora se ha descubierto que los corales están lejos de ser pasivos, ya que actúan sobre su entorno mediante movimientos pequeños pero hábiles que agitan el agua creando patrones turbulentos que mejoran en gran medida su capacidad para intercambiar nutrientes y gases disueltos con su entorno.
Estos procesos microambientales no solo son importantes, sino también inesperados, tal como subrayan los autores del hallazgo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en la ciudad estadounidense de Cambridge, la Universidad Tufts en Medford, Massachusetts, Estados Unidos, la Escuela Politécnica de Palaiseau en Francia, y el Instituto Weizmann de Ciencia en Israel.
Cuando el equipo de Roman Stocker, profesor en el MIT, preparó su experimento con corales vivos en tanques en un laboratorio, se esperaba ver muy poca actividad y muy simple por parte de los corales, con la acción dominada por las corrientes externas. Lo que encontraron los investigadores, al observar la superficie del coral con poderosos microscopios y cámaras de vídeo de alta velocidad, fue lo contrario: Hasta una distancia de un milímetro desde su superficie, los movimientos de estos seres eran casi frenéticos.
![[Img #23191]](upload/img/periodico/img_23191.jpg)
Desde hace tiempo se sabe que los corales tienen cilios, pequeños apéndices filiformes que pueden agitar el agua a lo largo de la superficie del coral. Sin embargo, se asumía que estas corrientes se movían de forma paralela a la superficie del coral, como una cinta transportadora. Un movimiento suave como ese puede ayudar a los corales a eliminar sedimentos, pero tendría poco efecto en el intercambio de nutrientes disueltos. Ahora Stocker, Orr H. Shapiro, Vicente I. Fernández y sus colegas han mostrado que los cilios en la superficie del coral están dispuestos de manera tal que crean potentes remolinos de agua que llevan nutrientes hacia el coral y a la vez alejan productos residuales potencialmente tóxicos.
Los investigadores analizaron seis especies diferentes de corales de arrecife, demostrando que todos comparten la capacidad de inducir complejos flujos turbulentos a su alrededor. Aunque ello no prueba aún que todos los corales de arrecife hagan lo mismo, parece que la mayoría poseen los cilios que crean estos flujos. El hecho de que mantengan los cilios tras 400 millones de años de evolución sugiere que estos flujos aportan una ventaja evolutiva sustancial a los corales de arrecife.



