Zoología
Un vistazo genético a los últimos caballos salvajes genuinos
Por vez primera, un equipo internacional de investigadores ha secuenciado los genomas completos de once caballos de Przewalski, incluyendo todos los linajes originales y cinco especímenes históricos de museo que se remontan a más de un siglo. Los compararon con los genomas de 28 caballos domesticados comunes para dar un vistazo detallado a esos animales en peligro de extinción, tanto pasados como actuales.
En la década de 1870, los últimos caballos verdaderamente salvajes del mundo, conocidos como caballos de Przewalski, vivían en las estepas asiáticas de Mongolia y China. Pero en los años sesenta del pasado siglo, esos caballos salvajes ya no eran libres. Solo quedaba una población cautiva, descendiente de aproximadamente una docena de individuos salvajes capturados y quizá cuatro caballos domesticados. Gracias a grandes esfuerzos de conservación, la actual población de caballos de Przewalski pasa ahora de 2.000 individuos, con una cuarta parte viviendo en reservas de reintroducción.
En el estudio realizado por el equipo de Ludovic Orlando, del Centro de Geogenética en el Museo de Historia Natural de Dinamarca, de la Universidad de Copenhague, no solo se ha inspeccionado la diversidad genómica de los caballos de Przewalski en la actualidad, sino que también se ha examinado su pasada diversidad genómica, aprovechando especímenes de museo. De esa forma, Orlando y sus colegas han podido evaluar el impacto genético de más de 100 años de cautiverio en un animal que estuvo en peligro crítico de extinción.
Las pruebas genómicas ahora obtenidas van a ayudar a resolver un duradero debate sobre la evolución de los caballos, el cual gira en torno a las relaciones entre los salvajes y los domésticos. Los resultados del estudio indican que los ancestros de los caballos de Przewalski y de los caballos domesticados permanecieron conectados por un flujo de genes durante mucho tiempo después de su divergencia o “bifurcación evolutiva”, hace unos 45.000 años. Sus poblaciones continuaron mezclándose incluso después de que los humanos antiguos empezaran a domesticar caballos hace unos 5.500 años.
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Orlando y sus colegas encontraron las mayores diferencias genéticas entre caballos domesticados y salvajes en genes implicados en el metabolismo, los trastornos cardiacos, la contracción muscular, la reproducción, el comportamiento y las vías de señalización.
Los resultados de la nueva investigación también muestran que los últimos 110 años de cautiverio han dejado una marca en los caballos de Przewalski, en forma de una diversidad genética más baja, mayor endogamia y, en algunos casos, una notable introducción de genes procedentes de ejemplares domesticados. En los casos más extremos, casi una cuarta parte de los genomas de los caballos de Przewalski presentaba variantes genéticas heredadas de caballos domesticados.



