Paleontología
Canibalismo entre dinosaurios
Un hueso de tiranosaurio de hace 66 millones de años desenterrado recientemente posee marcas peculiares de dientes que sugieren contundentemente que fue roído por otro tiranosaurio. El hallazgo podría ser una de las mejores evidencias hasta la fecha de que los tiranosaurios no se retraían de comer a los de su propia especie.
El equipo del paleontólogo Matthew McLain de la Universidad de Loma Linda en California hizo el hallazgo cuando trabajaba en un yacimiento paleontológico de Wyoming, desenterrando dinosaurios en la Formación Lance. Un miembro del equipo encontró un hueso de tiranosaurio que estaba roto en sus dos extremos. Estaba cubierto por surcos, y estos eran muy profundos.
Los surcos estaban claramente hechos por un animal arrancando carne del hueso, tirando en una dirección perpendicular respecto a este, de la misma manera que los humanos nos comemos una pieza de pollo frito.
Estudiando a fondo las marcas dejadas por los dientes, se ha determinado que el comensal era un dinosaurio terópodo como el Tyrannosaurus rex. El hecho de que los únicos terópodos grandes encontrados en la Formación Lance sean dos tiranosaurios (Tyrannosaurus rex o Nanotyrannus lancensis) elimina todas las interpretaciones excepto el canibalismo, según la conclusión a la que ha llegado el equipo de McLain. "Tuvo que ser un tiranosaurio", argumenta McLain. "No hay ninguno más que tenga unos dientes tan grandes".
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La dirección de los surcos concuerda con lo que cabe esperar de la extracción de carne de los huesos de un animal que estaba ya muerto en ese momento. Los huesos no desvelan sin embargo si el caníbal estaba solo ejerciendo de carroñero o si también fue el asesino del tiranosaurio.



