Salud
Relación entre horas semanales caminando y nivel de gravedad de un derrame cerebral
El derrame cerebral es una causa principal de discapacidad grave, así que hallar formas de prevenirlo o de reducir la discapacidad causada por él es importante. Esto lo tiene claro la Dra. Katharina S. Sunnerhagen, de la Universidad de Gotemburgo en Suecia y miembro de un equipo científico que ha investigado la relación entre horas semanales caminando y nivel de gravedad de un derrame cerebral.
Si bien el ejercicio beneficia a la salud de muchas maneras, los resultados del estudio que ella y sus colegas han realizado sugieren que llevar a cabo incluso simplemente una pequeña cantidad de actividad física cada semana podría tener una gran influencia positiva con posterioridad, al reducir la gravedad de un derrame.
Los investigadores estudiaron 925 personas con una edad media de 73 años que habían sufrido un derrame. La información con la que trabajaron incluía datos sobre la gravedad de este último con arreglo a síntomas como los movimientos oculares, faciales o de los brazos, el nivel de conciencia y las habilidades en el lenguaje. De los participantes en el estudio, el 80 por ciento había sufrido un derrame leve.
Para determinar la actividad física, se preguntó a los participantes tras el derrame cuánto se movían o se ejercitaban antes de que se produjera este. Se usaron preguntas sobre la duración e intensidad del ejercicio para determinar la cantidad media de actividad física. Cuando fue necesario, se preguntó a los familiares del sujeto de estudio para confirmar los niveles de ejercicio declarados.

Según los resultados del nuevo estudio, caminar de modo habitual no menos de 4 horas a la semana puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un derrame cerebral severo. (Foto: CDC / Debora Cartagena)
Una actividad física ligera quedó definida como caminar al menos 4 horas a la semana. Una actividad física moderada quedó definida como un ejercicio más intenso, por ejemplo nadar, caminar deprisa, o correr, de dos a tres horas por semana. Entre los participantes del estudio, un 52 por ciento dijeron que eran físicamente inactivos antes de sufrir el derrame.
A juzgar por los resultados del análisis de datos, las personas que mantienen un nivel de actividad física de ligero a moderado, como caminar al menos 4 horas o nadar entre 2 y 3 horas a la semana, son menos propensas a sufrir derrames graves que aquellas que son físicamente inactivas.
Es importante señalar que el hecho de que los participantes informaran de su propia actividad física tras sufrir el derrame es una limitación del estudio. Es posible que la memoria pueda estar afectada por el derrame, y más aún en personas que han sufrido uno grave. También hay que tener en cuenta, tal como nos recuerda la propia Sunnerhagen, que este estudio no demuestra que la actividad física reduzca la gravedad del derrame; solo muestra una asociación. Se necesitará investigar más para poder demostrar una relación de causa-efecto.


