Artículo, del blog Psy’n'thesis, que recomendamos por su interés.
Una de las actividades que más “enganchan” a los niños es el dibujo. Basta con darles una hoja en blanco y unos lápices de colores para que automáticamente empiecen a llenar el folio con imágenes que surgen de su fantasía, o simplemente –en el caso de los más pequeños– a garabatearlo.
Dibujar no sólo es entretenido, sino que además contribuye al desarrollo de numerosas funciones cognitivas y psicomotrices en las primeras etapas de la vida. Mediante esta actividad, el niño adquiere la destreza de tomar entre sus dedos objetos –los lápices– y de manejarlos con precisión para producir un resultado –el dibujo–, lo que implica ya un cierto nivel de desarrollo de la motricidad fina y la coordinación óculo-manual.
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