Artículo, de Novedades en Psicología, blog del doctor en psicología Juan Moisés de la Serna, que recomendamos por su interés.
La información proveniente del exterior va a pasar por un primer tamiz, en el cual el sistema límbico debe de “dar el visto bueno” antes de ser consciente.
En éste sistema la amígdala juega un papel destacable, para identificar si los estímulos entrantes representan algún tipo de peligro o no, de serlo pone en marcha al organismo para que pueda dar lo antes posible una respuesta de huida o evitación, es decir, “quitarse de en medio” del peligro, o de quedarse “helado”, intentando así que ese peligro “no le vea”, lo cual son restos de nuestros ancestros que tenían que enfrentarse a animales que únicamente les podían ver en movimiento.
Alegría, tristeza, rabia, culpa, son sentimientos que van a “teñir” nuestra forma de ser y pensar, y en definitiva guiar nuestro comportamiento. De hecho, la publicidad busca precisamente incidir en las emociones del consumidor, asociándolas con un determinado producto o servicio, de forma que cuando vea éste, recuerde la emoción que le provocó el anuncio y con ello tenga una mayor predisposición a adquirirlo.
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