Geología
Sondeando los misterios del subsuelo del fondo del Océano Pacífico
La corteza oceánica constituye dos tercios de la superficie sólida terrestre y se forma a partir de magma volcánico que brota de puntos situados por regla general en cordilleras submarinas ubicadas en las zonas centrales de los mares. Los niveles más profundos de este proceso están ocultos a la observación visual debido a los kilómetros de la corteza volcánica que hay sobre ellos. Por tanto, hasta ahora la comunidad científica debía limitarse a intentar hacer deducciones sobre la formación de la corteza inferior, valiéndose de datos sísmicos y del análisis de rocas análogas que se encuentran en la superficie.
Una treintena de científicos de diversos países, bajo la dirección de Jonathan Snow de la Universidad de Houston en Texas, Estados Unidos, y Kathryn Gillis de la Universidad de Victoria en Canadá, extrajeron y han analizado fragmentos internos de ciertas rocas de la corteza inferior del fondo del Pacífico, conocidas como gabros, que se formaron a más de tres kilómetros bajo el lecho marino.
![[Img #17318]](upload/img/periodico/img_17318.jpg)
En el este del Pacífico ecuatorial, existe un gran valle asociado a una grieta o rift (en esencia una fractura geológica que delata un proceso de divergencia en la corteza).
Conocida como el abismo Hess, esta estructura geológica es como una cebolla en rodajas separadas, revelando sus capas más profundas.
La expedición de dos meses, y los análisis posteriores, han confirmado por primera vez la existencia generalizada de capas de gabros en la corteza inferior. Esta observación se había predicho, pero sólo en raras ocasiones se había conseguido recoger del fondo marino rocas mostrando rasgos de esta configuración en capas.
Los exploradores se han topado con una segunda sorpresa: Mediante el estudio de las rodajas delgadas de los gabros bajo microscopios de polarización, los científicos identificaron cantidades sustanciales del mineral ortopiroxeno, un silicato de magnesio que se creía que estaba ausente en la corteza inferior. El descubrimiento significa que las reacciones químicas básicas que intervienen en la formación de la corteza inferior ahora tendrán que ser reestudiadas.
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