Física
La estructura del espacio podría ser "ajedrezada" en vez de homogénea
Por lo general, al espacio se le considera infinitamente divisible, de modo que dadas dos posiciones cualesquiera, siempre hay una posición intermedia entre ellas. Pero en un estudio reciente, se ha llegado a la conclusión de que la división del espacio en unidades indivisibles, como la que existe en un tablero de ajedrez, puede explicar cómo los electrones, los cuales carecen de un radio definido, logran portar su momento angular intrínseco, o espín.
El equipo de Chris Regan y Matthew Mecklenburg, de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), ha llegado a la conclusión de que una partícula puede adquirir espín al existir en un espacio con dos tipos de posiciones: cuadros claros y cuadros oscuros, por así decirlo. La partícula parece girar si los cuadros están tan próximos entre sí que su separación no puede ser detectada.
Según esta teoría, el giro de un electrón puede surgir porque el espacio a distancias muy pequeñas no es continuo, sino segmentado, como el tablero de ajedrez del ejemplo.
En mecánica cuántica, "espín hacia arriba" y " espín hacia abajo" son términos que se refieren a los dos tipos de estados que puede experimentar un electrón. El espín del electrón sólo puede tener dos valores. No tiene un solo valor inamovible, ni tres, ni cuatro, ni cualquier otra cantidad. Dos es el número clave. Y esto puede ayudar a explicar la estabilidad de la materia, la naturaleza de los enlaces químicos y muchos otros fenómenos fundamentales.
Sin embargo, no está claro cómo exactamente logra el electrón el movimiento de rotación que su espín implica. Si el electrón tuviera un radio definido, acorde con el tamaño que otras de sus características sugieren, la superficie implicada debería estar moviéndose más rápido que la velocidad de la luz, lo cual violaría la teoría de la relatividad. Y los experimentos muestran que, a efectos de la física que conocemos, el electrón no tiene radio, sino que se piensa que como partícula es un punto puro, sin superficie o subestructura alguna que pueda girar. De hecho, ya en 1928, el físico británico Paul Dirac demostró que el espín del electrón está íntimamente relacionado con la estructura del espacio-tiempo.