Antropología
Hallan en el Portalón (Atapuerca) un caso de raquitismo y escorbuto hace 5.000 años
Como explica a DiCYT José Miguel Carretero, director del Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos, la adopción de la agricultura y la ganadería durante el Neolítico “tuvo efectos tanto positivos como negativos para la salud humana”. Entre los efectos negativos se encuentran las enfermedades transmitidas al hombre por los animales domésticos y las deficiencias nutricionales debidas a un empobrecimiento de la dieta basada en poca variedad de alimentos. “Es precisamente durante el crecimiento del individuo cuando las carencias alimentarias y las enfermedades son más críticas, y en estas condiciones de vida, es difícil imaginar que no se produjeran casos de enfermedades relacionadas con la falta de vitaminas esenciales como son el raquitismo y el escorbuto”, detalla.
Sin embargo, esta línea de investigación apenas ha sido estudiada por la comunidad científica internacional y tan solo se conocen dos referencias a este tipo de enfermedades en la Prehistoria, sendos trabajos realizados en Serbia e Inglaterra. Además, el buen estado de conservación del esqueleto hallado en el Portalón ha permitido a los miembros del EIA María Castilla, Ana Gracia, Juan Luis Arsuaga y el propio Carretero analizar tanto los dientes como los huesos del cráneo, la cara, los brazos y las piernas, documentando en profundidad el caso.
Las técnicas de Microscopía Electrónica, Tomografía Axial Computarizada (TAC) y el análisis antropológico han revelado que el individuo infantil “pudo padecer tanto raquitismo como escorbuto al menos durante dos períodos diferentes de su corta vida, ya que se ha determinado que murió hacia los 6’5 o 7 años”. Asimismo, las señales que han dejado estas enfermedades en sus dientes (conocidas como líneas de hipoplasia), en su cráneo (en forma de porosidades anómalas) y en sus huesos largos (curvaturas pronunciadas y líneas de Harris) han permitido a los investigadores comprobar que “una primera crisis se produjo entre el año y medio y los 3 años, justo el período crítico en el que los niños son destetados y comienzan a consumir otro tipo de alimentos además de la leche materna”.
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Esqueleto del niño Calcolítico del Portalón durante la excavación (a) y una vez restaurado en el laboratorio (b). La escala representa 10 cm. (Foto: © LEH)
“La leche materna contiene poca Vitamina D, y además depende también del estado de salud de la madre. Además, una dieta muy basada en los cereales puede ser contraproducente ya que estos inhiben la absorción de hierro y calcio. Para colmo, un análisis genético recientemente publicado sobre los huesos de individuos adultos del Portalón ha revelado, para nuestra sorpresa, que estos pastores Neolíticos aún carecían de la mutación genética que nos permite hoy día, sobre todo a las poblaciones europeas, digerir correctamente la lactosa de la leche. Esto habría afectado negativamente a la salud de la madre y el niño o la niña, produciéndoles continuas diarreas y desordenes intestinales”, asegura.
De este modo, diarreas y otros desordenes intestinales debieron ser continuados en el pequeño, lo que se tradujo en deficiencias nutricionales y finalmente en una crisis de escorbuto. “Nunca sabremos con exactitud cuál fue la causa que le produjo la muerte apenas dos años más tarde, pero las pistas que nos han proporcionado sus huesos apuntan a que su estado de debilidad y malnutrición general pudo ser una puerta abierta para la entrada de infecciones peligrosas y quizá alguna acabó finalmente con su vida”, apunta Carretero. (Fuente: Cristina G. Pedraz/DICYT)