Ecología
Con el aire acondicionado a tope, es más fácil ser un escéptico del calentamiento global
Los científicos especializados en temas sociales se están esforzando en encontrar la respuesta para una desconcertante pregunta: A medida que aumenta la contundencia de las pruebas de que el calentamiento global causado por la especie humana se está acrecentando, ¿por qué las encuestas de opinión pública sugieren que la gente cree menos en su existencia de lo que cabría esperar?
Parte de la respuesta puede radicar en que la opinión de algunas personas está muy influenciada por la aparente, pero irracional, evidencia más sencilla que tienen a mano: Su propia estimación de la temperatura del día en su entorno inmediato.
El equipo de Ye Li, del Centro para la Investigación sobre las Decisiones Medioambientales (CRED por sus siglas en inglés), dependiente de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, entrevistó aproximadamente a 1.200 personas en Estados Unidos y Australia, y descubrió que quienes pensaban que el día en que fueron encuestados era más caluroso de lo que debería ser por la estación del año, estaban más inclinados a creer en el calentamiento global y a sentir preocupación por él, que quienes pensaban que el día era inusualmente frío para lo considerado normal en esa temporada del año. En ambos casos, por supuesto, se guiaron sólo por sus percepciones personales y subjetivas.
Por tanto, hay gente cuyas creencias sobre el calentamiento global dependen del clima de su entorno más inmediato. Para bastantes personas puede parecer lógico que si no notan más calor es que no hay tal calentamiento global. Pero, tal como expone Ye Li, un caso análogo a éste en el campo de la economía sería que cuando se le preguntase a alguien por el estado de la economía nacional, mirase la cantidad de dinero que lleva en su cartera, e hiciera su dictamen sobre la base de eso, un factor sin relevancia real para juzgar el verdadero estado de la economía de un país entero.