Ecología
La menor pluviosidad incita a marcharse del lugar a las aves migratorias
Durante mucho tiempo se ha creído que el instinto y el incremento anual de la cantidad de luz diurna son los factores principales y hasta exclusivos que hacen que las aves comiencen su migración de primavera. Sin embargo, un equipo de científicos ha llegado a la conclusión de que éste podría no ser el caso.
Los investigadores se concentraron en analizar cómo las tendencias de calentamiento en las zonas templadas de reproducción y crianza alteran la sensible ecología de las aves migratorias.
Esta nueva investigación muestra que los cambios en las precipitaciones en los territorios tropicales donde los pájaros pasan el invierno pueden ser igual de importantes.
Muchas de las especies de aves que pasan el periodo de crianza en humedales y zonas boscosas templadas de América del Norte, transcurren los meses de invierno en las zonas tropicales del Caribe y América Central y del Sur. Los insectos son el alimento principal de muchas aves durante el invierno, y las precipitaciones determinan en gran medida la cantidad de insectos disponibles.
Sin embargo, el calentamiento climático está haciendo que numerosos ciclos de precipitaciones disminuyan y sean más variables en muchas áreas, afectando ello a la disponibilidad de los insectos y retrasando el momento en que las aves emprenden su migración.
Para analizar este fenómeno, el equipo de Colin Studds del Instituto Smithsoniano de Biología de la Conservación se concentró en los pájaros de la especie Setophaga ruticilla.
Los resultados de las observaciones que han realizado apoyan la idea de que las condiciones ambientales en zonas tropicales que no son de crianza pueden influir en la fecha de inicio de la migración de primavera.
Los autores del nuevo estudio han comprobado que las mismas aves cambiaron de modo significativo su fecha de inicio de la migración primaveral de un año a otro, en relación con la cantidad de lluvia y de comida en Marzo.