Astronomía
El papel de la existencia de océanos al calcular las probabilidades de vida en un planeta
Hasta ahora, las simulaciones por ordenador de los climas habitables en planetas similares a la Tierra se han centrado en sus atmósferas. Pero la presencia de océanos es vital para conseguir una buena estabilidad climática y, por tanto, de habitabilidad. Una nueva investigación, llevada a cabo por el equipo de Jodie Cullum y David Stevens, de la Universidad de East Anglia (Anglia Oriental) en el Reino Unido, ha permitido dar un paso importante en la carrera hacia el descubrimiento de planetas donde podría haber vida.
Los autores del nuevo estudio crearon, mediante simulaciones digitales, un patrón de circulación oceánica en un hipotético planeta parecido a la Tierra, cubierto de agua en sus tres cuartas partes como nuestro mundo. Valiéndose de dicho patrón, han realizado numerosos experimentos, y han observado cómo los diferentes tipos de rotación planetaria influirían en el transporte de calor teniendo en cuenta la presencia de esos océanos.
Tal como subraya Stevens, la cantidad de planetas que están siendo descubiertos fuera de nuestro sistema solar está aumentando rápidamente, y ello incrementa las probabilidades de encontrar candidatos firmes a planetas habitados. Muchos de esos exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar) son del todo inhabitables debido a que están demasiado cerca o demasiado lejos de su sol. En cambio, sí tienen posibilidades los que están dentro de lo que se conoce como “zona orbital habitable”, que es la franja alrededor de una estrella donde el calor de ésta permite la existencia de agua líquida en la superficie de un eventual planeta que reúna las condiciones necesarias para ello.
El hecho en sí de que un planeta posea océanos es incluso más importante de lo que se ha venido asumiendo. Hasta ahora, la mayoría de los modelos de habitabilidad han pasado por alto la influencia de los mares en el clima de un planeta. Tal como corrobora el nuevo estudio, los océanos tienen una inmensa capacidad de controlar el clima. Son beneficiosos porque hacen que la temperatura de la superficie responda muy lentamente a los cambios estacionales en el calor recibido de la estrella. Y ayudan a asegurar que los cambios de temperatura a lo largo y ancho de un planeta se mantengan en niveles tolerables.
El equipo de Cullum y Stevens ha constatado que el calor transportado por los océanos podría tener una influencia notable sobre la distribución de temperaturas en la superficie de un planeta, hasta el punto de hacer que una mayor porción de la superficie del planeta fuese habitable. Un ejemplo importante lo tenemos en nuestro propio sistema solar: Marte, aunque hoy en día sea inhóspito, está en realidad dentro de la zona orbital habitable en torno al Sol. Sin embargo, Marte carece de océanos desde hace mucho tiempo, y eso acarrea que la temperatura del aire cambie muchísimo. Los océanos ayudan a hacer más estable el clima de un planeta, de modo que si se detecta que un planeta situado en la zona orbital habitable en torno a su estrella posee océanos, sus probabilidades de albergar vida se dispararán, por encima de lo estimado a partir de modelos anteriores. Y a la inversa, si ese mismo planeta no posee mares, sus probabilidades de vida se reducirán de forma drástica.