Política científica
Las empresas tecnológicas tienen alternativas de financiación
En plena crisis económica de ámbito europeo y mundial, las empresas que se dedican a la tecnología y los emprendedores que apuestan por llevar al mercado productos innovadores han tenido que realizar un titánico esfuerzo por mantenerse a flote, debido a la reducción de las ventas y a la creciente competencia.
Muchas de estas empresas han tenido que cerrar, pero las que han logrado sobrevivir, y aquellas que han surgido nuevas, lo han hecho renovadas o dispuestas a todo, hasta el punto de que muchos analistas creen que estamos a un paso de una nueva revolución.
Ahora que el horizonte parece empezar a despejarse, cada día surgen nuevas propuestas e ideas que han estado germinando durante los años de parálisis económica. La propia competitividad está espoleando este proceso de renovación. A pesar de todo, las dificultades siguen presentes, ya sea debido a un mercado todavía débil, que no permite un consumo interno demasiado activo, o a la falta de financiación, que algunas empresas necesitan para poder llevar su producto tecnológico hasta aquellos países que están saliendo antes que otros del agujero en el que habían caído.
Mientras el gran crédito regresa a los bancos, los empresarios que buscan ayuda para consolidar su proyecto, o los pequeños emprendedores que ni siquiera tienen dinero para renovar su equipamiento, pueden recurrir a ayudas financieras gubernamentales, inversores o incluso a pequeños créditos diversificados y flexibles, como los que se ofrecen en este sitio web, y que hoy en día son viables gracias a las nuevas tecnologías e Internet.
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En España, el CDTI (Centro Para el Desarrollo Tecnológico Industrial), cuenta con diversos instrumentos para la financiación de proyectos de I+D+i y de creación y consolidación de empresas de base tecnológica. En 2013, por ejemplo, el CDTI comprometió 1.000 millones de euros para proyectos empresariales de I+D+i.
Algunos bancos tradicionales, por su parte, ofrecen apoyos concretos para los llamados parques científicos, donde, de acuerdo con universidades, es posible desarrollar proyectos de I+D+i.
Lo que resulta evidente es que ninguna situación económica debería paralizar el desarrollo científico y tecnológico. Al contrario, la investigación tiene un impacto económico inmediato.



