Ingeniería
Retuercen haces de ondas de radio hasta lograr velocidades de transmisión de 32 gigabits por segundo
Basándose en avances técnicos previos en los que se consiguió retorcer haces de luz para enviar datos a tasas elevadísimas sin precedentes, unos científicos han desarrollado una técnica similar con radioondas, alcanzando altas velocidades sin algunos de los problemas que pueden surgir en los sistemas ópticos.
La tecnología desarrollada por el equipo de Alan Willner, profesor de ingeniería electrónica en la Escuela Viterbi de Ingeniería, dependiente de la Universidad del Sur de California en Estados Unidos, ha alcanzado tasas de transmisión de datos de 32 gigabits por segundo a través de 2,5 metros de espacio libre en un laboratorio ubicado en los sótanos de la universidad.
Para hacernos una idea, 32 gigabits por segundo es lo bastante rápido para transmitir una película de alta definición de más de 10 horas y media de duración, y es 30 veces más rápido que el LTE de comunicaciones inalámbricas (estándar de la norma 3GPP).
Es uno de los sistemas de transmisión de datos a través de ondas de radio más rápidos que se hayan demostrado hasta hoy.
Aún se pueden alcanzar tasas de transmisión de datos más rápidas (el propio Willner lideró un equipo hace dos años que retorció rayos de luz para transmitir datos a nada menos que 2,56 terabits por segundo), pero los métodos que permiten hacerlo utilizan luz para transportar los datos.
La ventaja de las radioondas es que usan haces más amplios y robustos. Los rayos más amplios pueden afrontar mejor los obstáculos entre el transmisor y el receptor, y las ondas de radio no se ven afectadas por las turbulencias atmosféricas como les ocurre a las ondas ópticas.
Para alcanzar tasas de transmisión tan altas, Willner, Yan Yan, Guodong Xie, Andy Molisch y otros investigadores de la citada universidad así como de la de Glasgow en el Reino Unido y la de Tel Aviv en Israel, retorcieron varios haces agrupados de ondas de radio. A tal fin, hicieron pasar cada haz, que transportaba su propio flujo independiente de datos, a través de un dispositivo que retorcía cada uno de ellos en una forma helicoidal particular, parecida a la del ADN. Un receptor en el otro extremo de la habitación invirtió entonces la deformación y recuperó las diferentes secuencias de datos.
Esta tecnología podría tener aplicaciones muy importantes en los enlaces de velocidad ultraelevada para la red de retorno inalámbrica que conecta a las estaciones base de telefonía móvil de nueva generación.