Astronáutica
Gran Enciclopedia de la Astronáutica (361): Animación Suspendida
Animación Suspendida
Biología
Ante la relativa lentitud de los viajes espaciales actuales y las enormes distancias existentes entre las estrellas, que implican tiempos de tránsito entre la Tierra y lejanos destinos de cientos sino miles de años, los teóricos han propuesto desde hace mucho tiempo técnicas en cierto modo fantásticas para permitir que una persona pueda realizar tales periplos.
Inspirándose en los períodos de hibernación de algunas especies, como los osos, los escritores de ciencia-ficción propusieron colocar a los astronautas en una especie de animación suspendida, durante la cual el cuerpo no envejecería, deteniendo su metabolismo como ocurriría durante una congelación. El secreto sería mantener ese estado durante la mayor parte del tiempo de viaje, independientemente de su duración, y posibilitar que el individuo pudiera “despertar” en el momento adecuado, una vez llegado a su destino.
Las implicaciones de dicha técnica son notables y la ciencia actual no sabe aún cómo llevarla a la práctica. La NASA efectuó algunos estudios durante el inicio de la era espacial, a partir de los años 60, pero los abandonó ante la no disponibilidad de la tecnología necesaria.
En otros ámbitos, se han congelado cuerpos (criogenia) a la espera de que en un futuro lejano la medicina esté lo bastante avanzada como para devolver la vida a la persona muerta, reparar los daños producidos por la congelación, y solucionar las enfermedades que acabaron inicialmente con su vida.
Lo cierto es que aún no somos capaces de “dormir” a un astronauta, mantenerlo en ese estado sin que envejezca durante mucho tiempo, y “despertarlo” cuando llegue el momento. Esta técnica sigue inmersa en la ciencia-ficción, y no parece que el problema vaya a resolverse a corto plazo, de modo que los viajes tripulados muy largos sólo podrían por ahora realizarse mediante naves capaces de soportar a varias generaciones consecutivas de personas.
Mientras tanto, los biólogos continúan haciendo experimentos, en cuanto creen que han logrado algún avance en este campo. En 2005 se colocó en animación suspendida a varios perros, que permanecieron clínicamente muertos durante tres horas, sin sangre en su sistema circulatorio, hasta que ésta fue reintegrada y los animales revivieron sin aparentes daños cerebrales, tras actuar sobre su corazón. Se ha hecho algo parecido con cerdos en 2006, y se han efectuado otras pruebas, ya sea mediante la inducción de hipotermia o mediante el suministro de sustancias químicas. Otro objetivo ha sido hibernar animales que habitualmente no lo hacen, con cierto éxito, sobre todo en ratones. Los animales más grandes no gozan del mismo índice, y siempre durante períodos cortos. Aún no sabemos lo suficiente del estado como para intentarlo en humanos, lo cual sería útil no sólo para enviar astronautas a grandes distancias sino también para mantener inactivos a pacientes con enfermedades por ahora irresolubles.