Un nuevo análisis de un meteorito que cayó en México, y que es uno de los
meteoritos más conocidos en la Tierra, ha proporcionado evidencias bastante
contundentes de que es erróneo el concepto comúnmente aceptado que se tiene
sobre muchos asteroides.
En vez de ser un conglomerado de rocas y polvo adheridos y mezclados al
azar, parece que el asteroide que dio origen al meteorito de Allende era lo
bastante grande como para haber poseído un núcleo fundido, a pesar de mantener
una superficie fría y sólida. Y cabe esperar que bastantes otros asteroides
compartan esta misma característica en su historia geológica.
Lo descubierto en este nuevo análisis también proyecta dudas sobre la
teoría más aceptada de cómo se formaron planetas como la Tierra.
El meteorito de Allende cayó en México en 1969. En su vertiginoso descenso,
su roce con la atmósfera lo calentó y fragmentó en miles de pedazos que se
dispersaron, impactando en un área desértica de decenas de kilómetros. Se han
encontrado más de dos toneladas de trozos dispersos, y quizás sea el meteorito
que mejor ha sido estudiado.
La nueva investigación a cargo de especialistas del MIT, en Estados Unidos,
y otras instituciones, también proporciona importantes datos sobre el proceso
completo de formación planetaria y el tiempo que consumió. El análisis muestra
que el cuerpo que dio origen al meteorito de Allende debió formarse en un
proceso que no duró más de un millón y medio de años. Todo apunta a que no fue
un caso raro, sino que muchos planetesimales como ese se formaron en tan breve
periodo de tiempo.
La Tierra se formó de la unión de muchos planetesimales. Los cálculos
realizados por el equipo de Benjamin Weiss, Laurent Carporzen y Linda
Elkins-Tanton, indican que esos planetesimales lograron conservar suficiente
agua como para permitir la creación de los océanos.
![[Img #2422]](upload/img/periodico/img_2422.jpg)
Estos resultados contradicen la idea hoy más aceptada por la comunidad
científica sobre la formación planetaria, la de que la gran mayoría del agua y
de otros materiales volátiles en la Tierra llegó después de que se unieran los
planetesimales, proporcionada por cometas y asteroides que cayeron a la
Tierra.
Estos resultados también implican que la aportación de agua de los
planetesimales a los planetas debe ser común en la formación planetaria, y por
tanto se incrementan mucho las probabilidades de que la mayoría de los planetas
alrededor de otras estrellas también tenga abundante agua, lo cual se considera
un requisito indispensable para la vida tal y como la conocemos.