Zoología
La intrincada evolución del olfato de los pájaros
A las aves se las conoce más por sus habilidades de vuelo, su agudeza visual y su sentido del equilibrio, que por su capacidad olfativa. La idea comúnmente aceptada es que el sentido del olfato menguó durante la transición evolutiva desde los dinosaurios a las aves a medida que el sentido de la visión y la capacidad de mantener el equilibrio mejoraban para ser usados durante el vuelo.
Pero una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Calgary en Canadá, el RTMP (Royal Tyrrell Museum of Palaeontology), también en Canadá, y la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, sugiere que hace millones de años, las criaturas con alas también contaban con un mejor sentido del olfato que sus ancestros dinosaurios.
Anteriormente se creía que las aves estaban tan ocupadas, por así decirlo, mejorando su vista y su sentido del equilibrio para adecuarlos a su capacidad de volar, que su sentido del olfato se redujo al mínimo posible.
La investigación llevada a cabo por el equipo de la paleontóloga Darla Zelenitsky (Universidad de Calgary), François Therrien (RTMP) y Lawrence Witmer (Universidad de Ohio) muestra que el sentido del olfato en realidad mejoró durante la transición desde los dinosaurios a las aves, al igual que la visión y el equilibrio.
Por ejemplo, el ave más antigua conocida, el Archaeopteryx, heredó su sentido del olfato de pequeños dinosaurios carnívoros hace unos 150 millones de años. Posteriormente, hace alrededor de 95 millones de años, el ancestro de todas las aves modernas desarrolló una capacidad olfativa aún mejor.
La paleontóloga Darla Zelenitsky. (Foto: Riley Brandt)
La idea de que las aves tienen un sentido del olfato pobre puede haber surgido por la influencia popular de las aves que nos son más familiares. En el estudio se ha comprobado que entre las aves actuales, las especies más primitivas, como los patos, tienen bulbos olfatorios relativamente grandes. Las aves con los bulbos olfatorios más pequeños son bastante comunes y también las más inteligentes, figurando entre ellas, por ejemplo cuervos, loros y pinzones. Esto último sugiere que la mayor inteligencia de estos pájaros reduce su necesidad de un buen olfato.