Ingeniería
Pilas de botón más seguras para el caso de ingestión accidental
Cada año, miles de niños acuden a urgencias después de tragarse pilas de botón, las baterías diminutas, planas y redondas que abastecen de energía a juguetes, audífonos, calculadoras y muchos otros dispositivos. Ingerir esas pilas tiene graves consecuencias, incluyendo quemaduras que dañan de forma permanente el esófago, desgarros en el tracto digestivo, y en algunos casos, incluso la muerte.
Tras tragar una de dichas pilas, esta empieza a interactuar con el agua, creando una corriente eléctrica que produce hidróxido, un ion cáustico que daña los tejidos. Esto puede causar una grave herida en apenas un par de horas, especialmente si los padres no se dan cuenta enseguida de que el niño se ha tragado una pila.
Estas pilas son cada vez más potentes, lo que las convierte en incluso más peligrosas si son tragadas. En países como Estados Unidos, las leyes sobre las medidas de seguridad para estas pilas incluyen la obligación de agregar etiquetas de aviso en el empaquetado, y en algunos juguetes la tapa del compartimiento de la pila o pilas debe poder abrirse solo si se recurre a usar un destornillador.
Sin embargo, no se han producido innovaciones tecnológicas para hacer más seguras a las propias pilas. La situación podría comenzar a cambiar a partir de ahora. Para ayudar a prevenir tales lesiones, unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, el BWH (Brigham and Women’s Hospital), y el Hospital General de Massachusetts, todas estas instituciones en Estados Unidos, han ideado una nueva forma de recubrir las pilas de botón con un material especial que evita que conduzcan electricidad después de que hayan sido tragadas.
En pruebas con animales, el equipo de Robert Langer, Jeffrey Karp, Bryan Laulicht y Giovanni Traverso ha comprobado que tales pilas no dañaron el tracto gastrointestinal en absoluto.