Climatología
Cartografiar hielo marino antártico con la ayuda de robots subacuáticos
Desde hace bastantes años, diversos satélites han documentado las tendencias sobre la variabilidad y la extensión del hielo marino en la Antártida. Sin embargo, estimar el grosor del hielo marino en el Océano Antártico a partir de datos de teledetección sigue siendo complicado. Las observaciones in situ que se necesitan para validarlos son limitadas, por las obvias dificultades de desplazarse a sitios de tan difícil acceso y en un entorno ya de por sí hostil para el Ser Humano. La robustez de los modelos digitales del hielo marino tampoco es tan grande como para poder prescindir de esas mediciones in situ.
Gracias a un robot subacuático, ha sido posible realizar ahora mediciones detalladas tridimensionales de hielo marino antártico en puntos a los que difícilmente habría podido llegar una persona. Esta estrategia proporciona con relativa facilidad mediciones precisas de grosor del hielo de áreas a las que previamente era demasiado complicado acceder.
Los primeros mapas tridimensionales detallados y en alta resolución del hielo marino antártico, desarrollados usando el robot submarino, son el fruto de esta iniciativa, en la que han trabajado científicos del Reino Unido, Estados Unidos y Australia.
Los científicos utilizan una amplia gama de tecnologías y técnicas para medir el grosor del hielo marino. Las observaciones por satélite pueden medir el grosor a gran escala desde el espacio, pero interpretar los datos con precisión puede ser difícil debido a la capa de nieve sobre el hielo. Las mediciones hechas sobre el hielo marino mediante perforaciones, junto con observaciones visuales desde buques, son esenciales para construir un retrato más completo, pero las dificultades existentes para acceder a las áreas de hielo marino más grueso dejan espacios vacíos en los datos. Ahora, con el robot SeaBED, del tipo conocido como AUV, por las siglas en inglés de vehículo submarino autónomo, los científicos disponen de una nueva herramienta muy valiosa para llenar esos espacios vacíos en las bases de datos.
Así lo ha constatado el equipo de Hanumant Singh, ingeniero del Instituto Oceanográfico de Woods Hole (WHOI) en Massachusetts, Estados Unidos, cuyo laboratorio diseñó, construyó y desplegó en aguas antárticas al robot subacuático.
Mientras que la mayoría de instrumentos de observación oceanográfica centran hacia abajo su atención, el SeaBED fue equipado con un sonar que lo hace hacia arriba, ya que navega bajo el hielo, cartografiando la cara inferior de los témpanos de hielo marino y midiendo su grosor. El robot operó a una profundidad de 20 a 30 metros.
El SeaBED tiene aproximadamente dos metros de largo y pesa cerca de 200 kilogramos.
Los primeros resultados del análisis de esta serie de mediciones demuestran la gran utilidad de emplear robots de esta clase y poder hacer mediciones en sitios de difícil acceso como por ejemplo la cara interna de los bloques de hielo marinos. La topografía tridimensional completa de la cara inferior de los témpanos de hielo proporciona datos nuevos y de notable riqueza sobre la estructura del hielo marino y los procesos que lo crean.