Neurología
La complejidad del sentido del tacto; revelando la dimensión molecular del tacto dentro del cerebro
Para los neurólogos y la gente en general siempre ha resultado fascinante el modo en que trabaja el sentido del tacto. Tocando algo, no solo podemos obtener mucha información sobre sus características principales, sino que incluso podemos sentir sensaciones potencialmente más intensas que a través de cualquier otro de nuestros sentidos. A través del tacto se puede sentir un placer tan exquisito como el de un orgasmo, o un dolor tan terrible como el de una quemadura, una descarga eléctrica, una fractura ósea, un desgarro de tejido o cualquier otra herida, lesión o daño corporales.
Una nueva investigación, en la que se ha examinado a escala atómica la conversión de estímulos táctiles en señales nerviosas, aporta datos nuevos y reveladores sobre este proceso tan intrigante por el cual lo que entra en contacto físico con nuestro cuerpo se puede manifestar de muy distintas formas dentro de nuestro cerebro.
Se sabe que en el caso de las fuerzas mecánicas que activan sensaciones táctiles, la transformación de tales fuerzas en señales eléctricas cerebrales que generan a su vez las sensaciones correspondientes en el cerebro, depende en buena medida de pequeños canales en las neuronas. Sin embargo, es muy poco lo que se ha sabido acerca del modo preciso en que actúan dichos canales.
La situación ha comenzado a cambiar sustancialmente gracias a una nueva investigación, realizada por científicos de la Universidad Rockefeller en Nueva York, Estados Unidos. El equipo de Roderick MacKinnon y Stephen Brohawn ha descubierto que uno de tales canales en el Ser Humano responde a la fuerza mecánica usando un mecanismo nunca antes visto.
El canal TRAAK (púrpura y naranja) amortigua las sensaciones al dejar escapar iones de potasio de una neurona. Los investigadores encontraron que el canal utiliza un sistema hasta ahora desconocido para el cierre, en una acción comparable a dejar de pisar el freno: Un lípido (amarillo) de la membrana de alrededor de la neurona (gris), sobresale hacia el canal, bloqueando el flujo de iones y apagando la señal de amortiguación. (Imagen: Laboratory of Molecular Neurobiology and Biophysics at The Rockefeller University)
Los investigadores examinaron el canal TRAAK, que está implicado en las sensaciones táctiles dolorosas, a escala atómica y molecular, encontrando que funciona mediante la reducción del flujo de iones de potasio que crean una señal eléctrica.
El canal TRAAK actúa más o menos como los frenos en una sensación táctil dolorosa, mientras que otros canales actúan como el acelerador. Si eliminamos los frenos, un toque inocuo sobre la piel se convierte en una sensación dolorosa.
Los canales que actúan como puertas en las membranas que envuelven a las neuronas, incluyendo TRAAK, permiten que átomos cargados eléctricamente, llamados iones, se muevan hacia adentro o hacia fuera. Para una señal eléctrica que lleve información, este movimiento es la base. Los canales TRAAK son uno de los 78 tipos de canales en el cuerpo humano que transportan iones de potasio.