Física
Resultados inesperados para un experimento sobre niveles de exposición humana a radiación en el espacio
Entre los muchos peligros que amenazan la vida de un viajero espacial, la radiación cósmica es uno de los principales, limitando de forma considerable el tiempo que los astronautas pueden pasar en el espacio sin incurrir en un riesgo excesivo para su salud debido a una dosis demasiado alta de radiación ionizante. A fin de averiguar las dosis de radiación reales a las que están expuestos los astronautas que pasan largas temporadas en el espacio, la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con instituciones de investigación de Alemania, Polonia, Austria, Suecia y Rusia, diseñó y llevó a cabo el experimento MATROSHKA.
Se dotó a un maniquí (un torso sin piernas), que reproducía de forma muy fidedigna esa parte del cuerpo humano, con varios miles de detectores, la mayoría de los cuales fueron fabricados en el Instituto de Física Nuclear de la Academia Polaca de las Ciencias (IFJ PAN) en Cracovia, Polonia. Estos detectores registraron las dosis de radiación cósmica dentro de la Estación Espacial Internacional (ISS), y fuera (en el vacío espacial), a lo largo de varios años. El análisis concienzudo de los datos del experimento MATROSHKA acaba de finalizar, y ha proporcionado unos resultados algo inesperados.
El equipo de Pawel Bilski, del citado Instituto de Física Nuclear, ha comprobado, no sin cierta sorpresa, que las dosis reales, relacionadas con el riesgo para la salud de los astronautas y calculadas a partir de mediciones con los detectores del maniquí, eran más bajas que aquellas indicadas por dosímetros que llevaban los astronautas. Según los resultados del análisis, los dosímetros individuales portados por la tripulación dentro de la ISS sobreestimaron la dosis real medida dentro del maniquí en un 15 por ciento, aproximadamente. No es una gran diferencia. Sin embargo, en el espacio exterior la sobreestimación excedió el 200 por ciento.
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Aún es pronto para decir qué implican estos resultados, aunque parecen indicar que viajar por el espacio es un poco más seguro de lo esperado, en cuanto al peligro de radiación, y también cabe plantearse hasta qué punto son correctas las extrapolaciones más allá de la zona del espacio donde se llevó a cabo el experimento, una órbita terrestre baja donde la magnetosfera de la Tierra reduce notablemente la cantidad de partículas cargadas de la radiación cósmica, en comparación con el espacio interplanetario, donde no existe ese escudo. De todos modos, a partir de los resultados del experimento MATROSHKA, los científicos concluyen que los futuros viajes de astronautas a la Luna o a Marte serán un poco más seguros en cuanto a radiación que lo estimado hasta ahora, si bien las dosis que se supone recibirán los viajeros espaciales en travesías de ese tipo, aunque sean más bajas de lo que se pensaba, todavía serán peligrosamente altas, lo que exigirá barreras protectoras a la altura de las exigencias.
Los resultados del estudio se han hecho públicos a través de la revista académica Radiation and Environmental Biophysics, editada por Springer.






