Ciencia de los Materiales
Reparación fácil de arañazos en automóviles mediante un líquido especial y luz ultravioleta
Imagine que está conduciendo un automóvil nuevo y en perfectas condiciones, como por ejemplo el suyo propio o uno prestado, y que necesita aparcar en un aparcamiento. Quizás va a trabajar, a visitar un centro comercial o a asistir a un partido en un estadio deportivo. El caso es que tiene prisa, y la situación se complica más debido a la cantidad limitada de pequeños lugares disponibles y a los pilares de hormigón, que hacen de la operación de aparcar todo un desafío.
Y acaba sucediendo eso en lo que ya está pensando: Juzga ligeramente mal una esquina, y escucha el chirrido de un arañazo en un costado de su automóvil. Los arañazos de esta clase tienden a ser leves, pero no baratos de reparar.
Ahora, imagine que usted mismo puede reparar estos feos arañazos, de forma rápida, sencilla y económica. O que, de modo también sencillo y barato, puede pasar por un túnel de lavado capaz de detectar estos y otros pequeños arañazos y corregirlos a medida que el automóvil discurre por el interior. ¿Fantasía? Ya no, gracias a un nuevo descubrimiento.
Un equipo de investigadores ha desarrollado un material a base de polímeros que puede repararse a sí mismo con la ayuda de un tipo de iluminación ampliamente usado. Los polímeros de los que está hecho el material, y que se denominan "polímeros metalo-supramoleculares", hacen que el material pueda convertirse en un líquido que rellena las grietas dejadas por el arañazo o arañazos. Para poner en marcha el proceso, basta someter el material a una luz ultravioleta específica durante menos de un minuto. La reparación finaliza con la resolidificación del líquido.
En el trabajo de investigación y desarrollo han participado un grupo de científicos del Instituto Adolphe Merkle de la Universidad de Friburgo en Suiza (no confundir con la ciudad alemana del mismo nombre), dirigido por Christoph Weder; y dos grupos estadounidenses: uno de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Ohio, dirigido por Stuart J. Rowan; y otro del Laboratorio de Investigación del Ejército en el Campo de pruebas de Aberdeen, Maryland, dirigido por Rick Beyer.