Astrofísica
Detección del proceso de fusión entre dos agujeros negros supermasivos
Una inusual señal repetitiva de luz, procedente de un quásar distante, es seguramente el resultado de dos agujeros negros supermasivos en la fase final del proceso que les llevará a fusionarse en uno solo, algo que predicen las teorías pero que nunca había sido observado hasta ahora.
Las regiones centrales de muchas galaxias, incluida nuestra propia Vía Láctea, albergan núcleos provistos de un agujero negro cuya masa puede ser de millones o incluso miles de millones de veces la de nuestro Sol. Además, estos agujeros negros supermasivos y sus galaxias anfitrionas parecen desarrollarse juntos, o “coevolucionar”.
Los agujeros negros por sí mismos son imposibles de ver, ya que su inmensa gravedad atrae incluso a la luz y por tanto impide que de ellos salga señal electromagnética alguna. Sin embargo, su gravedad puede tirar del gas del entorno y formar un vistoso remolino de material resplandeciente llamado disco de acreción, el cual es la marca delatadora de que en ese punto del cosmos hay un agujero negro. En algunos casos, este proceso puede generar un resplandor enorme, conociéndose como quásares a estas fuentes de luz colosales, y ello suele delatar la presencia de un agujero negro supermasivo. Un quásar típicamente supera en brillo a todas las estrellas de su galaxia anfitriona, por lo que resulta visible desde distancias enormes.
El equipo integrado, entre otros, por S. George Djorgovski, del Instituto Tecnológico de California en Pasadena, Estados Unidos, y Daniel Stern de la NASA, descubrió la llamativa señal repetitiva de luz emanando del quásar PG 1302-102.
Hasta ahora, los únicos ejemplos conocidos de agujeros negros supermasivos en proceso de fusionarse han sido los de parejas cuyos miembros están separados por decenas o cientos de miles de años-luz. A tan enormes distancias, serán necesarios muchos millones de años, quizá incluso miles de millones, para que se produzca una colisión y la fusión final. En cambio, los agujeros negros en PG 1302-102 están separados, como mucho, por unas pocas centésimas de año-luz, y podrían fusionarse antes de que transcurra un millón de años o menos.