Climatología
El permafrost, posible fuente del aumento abrupto de gases de efecto invernadero al final de la última Era Glacial
A grandes rasgos, el permafrost es hielo mezclado con partículas minerales, y forma una capa bajo la superficie, quedando lo bastante resguardada de los rayos del Sol como para que buena parte del material permanezca congelado de manera ininterrumpida durante miles o incluso millones de años. Tan solo la capa superficial se deshiela durante el corto verano de la región ártica y algunas otras donde el permafrost abunda. La materia orgánica, rica en carbono, que está atrapada más abajo en el permafrost, queda libre cuando este se acaba derritiendo ante un aumento inusual y persistente de las temperaturas. Esta liberación puede acarrear la emisión masiva a la atmósfera de gases con efecto invernadero.
El equipo de Peter Köhler y Gregor Knorr, del Instituto Alfred Wegener (Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina) en la ciudad alemana de Bremerhaven, ha identificado al permafrost como una posible fuente de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero que fueron liberados de forma súbita a la atmósfera en grandes cantidades hace alrededor de 14.600 años. Según esta nueva interpretación, el CO2 liberado durante esa época tuvo supuestamente su origen en el deshielo del suelo de permafrost del Ártico y amplificó el calentamiento inicial a través de una realimentación positiva.
Ese episodio de emisiones que tuvo lugar hace unos 14.600 años representó uno de los aumentos más abruptos en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera en la fase de la última Era Glacial que marcó su fin. Datos de núcleos de hielo muestran que la concentración de CO2 en ese momento se incrementó en más de 10 ppm (partes por millón, unidad de medida para la composición de gases) en menos de 200 años. Este aumento del CO2 fue notablemente menor que el actual incremento de CO2 atmosférico causado por el uso de los combustibles fósiles. Teniendo en cuenta todo esto, aquel cambio súbito en el ciclo global del carbono durante la transición desde la última era glacial a la actual fase cálida interglacial, puede ayudar a llegar a conclusiones sobre procesos similares que podrían desempeñar un papel relevante en el futuro.
Por ejemplo, se predice un efecto parecido para el futuro en el actual informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El calentamiento en Siberia ya está llevando a un deshielo del permafrost de muchos suelos, y la consecuencia es que de esos suelos brotan emisiones de CO2 y metano. Se supone que los mismos procesos observados hoy (y que se teme que tendrán una incidencia mayor durante las próximas décadas) ocurrieron de manera parecida hace 14.600 años. La futura liberación de CO2 debido al probable deshielo del permafrost será sustancialmente menor que la contribución de los combustibles fósiles. Sin embargo, tal como argumenta Köhler, estas emisiones desde suelos ricos en permafrost son una fuente adicional de gases de efecto invernadero que amplifican aún más el calentamiento inducido antropogénicamente.