Política Científica
Las amenazas de la Era Digital, ¿de la ciencia-ficción a la ciencia?
La participación que, como asesor científico, ha tenido el profesor Steen Rasmussen, de la Universidad del Sur de Dinamarca, en un libro reciente de relatos de ciencia-ficción sobre el tema de la vida artificial desde una perspectiva lo más realista posible, pone de manifiesto la inquietud creciente de la sociedad ante los avances que en el terreno de la vida artificial vienen realizándose en los últimos años desde campos distintos, incluyendo el de la robótica y el de la Inteligencia Artificial aplicada a supercomputadoras y a redes como internet.
Es muy común el temor de que la Era Digital nos depare sufrir las consecuencias de un mal uso de "entes" tales como programas inteligentes que vulneren nuestra privacidad valiéndose del rastro que dejamos en internet y en las redes de telefonía móvil, o que hagan cosas peores.
En el libro, titulado "Beta-Life - Stories from an A-Life Future", un grupo internacional de investigadores y escritores ha trabajado para dar una visión sobre qué aspecto podría tener el mundo en 2070 bajo el prisma de los avances en la vida artificial, que implican tanto a la robótica como a la inteligencia artificial, la ingeniería genética y la química. Rasmussen ha sido consultor científico para un relato de Sarah Dean.
Todo apunta a que la tecnología del futuro será más inteligente y más cercana al concepto de la vida que lo que podemos imaginarnos hoy en día. Rasmussen considera muy importante establecer directrices sobre cómo aplicar y utilizar esta naciente tecnología. No hacerlo puede acarrear, según teme Rasmussen, que los ciudadanos de esa época acaben perdiendo algunos de sus derechos.
Especular sobre peligros potenciales como este es parte del trabajo cotidiano de Rasmussen, ya que además de su puesto de profesor en la universidad antedicha es también consejero sobre tecnología digital y tecnologías emergentes futuras para el Ministerio de Educación Superior y Ciencia del Gobierno de Dinamarca y para la Comisión Europea.
Lo que más preocupa a Rasmussen es el mal uso que se le pueda dar a estas tecnologías emergentes en el marco de la creciente facilidad de acceso, vía internet o redes de telefonía móvil, a todo tipo de datos privados de los usuarios. Un ejemplo bastante nuevo, y muy divulgado por la prensa, es el de la publicación de retratos de famosas desnudas hechos con sus teléfonos inteligentes en la privacidad de sus relaciones de pareja pero que gente ajena ha logrado extraer de bancos de memoria vinculados a tales teléfonos. Sin embargo, esta clase de intromisiones en la privacidad es solo la punta del iceberg del enorme abanico de tipos de allanamientos de privacidad que las personas pueden llegar a sufrir dentro de unas décadas si no se toman las medidas preventivas oportunas.
Portada de "Beta-Life - Stories from an A-Life Future". (Foto: Comma Press / Universidad del Sur de Dinamarca)
La figura del Gran Hermano de novelas como “1984” de George Orwell es cada vez más plausible desde el punto de vista tecnológico. Tal como apunta Rasmussen, no es muy halagüeño el futuro distópico que se podría forjar a partir incluso de tan solo la tecnología ya existente: Desde las agencias de inteligencia, hasta servicios cotidianos como los prestados por Facebook, Google y los smartphones, son muchas las vías por las que se recopilan datos sobre cualquier cosa en nuestras vidas: Nuestra situación laboral, nuestra orientación sexual, qué movimientos y opiniones políticas apoyamos y en qué eventos participamos. Desde conversaciones telefónicas a mensajes de correo electrónico, casi todas las formas modernas de comunicación son más fáciles de “pinchar” de lo que podríamos creer, dentro de la legalidad o incluso de forma delictiva. Muchos aspectos importantes de nuestra vida, como nuestros historiales médicos o lo que pagamos de impuestos, están almacenados en el medio digital, y son escaneables por sistemas artificiales capaces de detectar desde incongruencias en la declaración de la renta que pudieran merecer una multa, hasta partes médicos sobre problemas de salud que hagan incrementar automáticamente el costo de un seguro de vida.
“Uno podría pensar que el hecho de que Facebook sepa que bebo mucho o que tengo relaciones sexuales extramatrimoniales, o que me encanta la mermelada de fresa, no puede hacer daño. Uno podría pensar que las autoridades solo buscan en nuestros datos si existe una razón para sospechar de un delito. Pero los liderazgos cambian”, advierte Rasmussen. Es bien sabido históricamente, tal como señala él, que de una democracia puede surgir un gobierno totalitario sin necesidad de golpe de estado ni invasión. “Recordemos que unas elecciones democráticas colocaron a los nazis en el Reichstag (la sede del parlamento alemán en aquellos tiempos). Un gobierno totalitario tiene un enfoque completamente diferente para controlar o castigar a la población. En tal estado, los datos podrían ser utilizados para perseguir a los ciudadanos en vez de para protegerlos y servirles”, argumenta Rasmussen.