Astronomía
Biografía de NGC 2264
Las regiones en las que se forman las estrellas son objetos especialmente fascinantes para los astrónomos. En ellas, remolinos de gas, ocultos dentro de capullos gaseosos, se consolidan bajo su gravedad para dar lugar a cuerpos estelares. Se trata de zonas del cielo relativamente oscuras, hasta que las estrellas, recién formadas, se abren paso gracias a su radiación ultravioleta, e inician su propia vida, iluminando de paso sus alrededores. Cuando una de estas regiones ya hace tiempo que ha producido estrellas y éstas están aún cerca de ella, o contiene retoños estelares cuya actividad ya es lo bastante grande, aumentan su visibilidad, proporcionando un hermoso espectáculo para los astrónomos.
Algunas de estas regiones, acumulaciones de hidrógeno gaseoso que denominamos de tipo HII, son conocidas desde hace mucho tiempo. Una de ellas la descubrió William Herschel en diciembre de 1785, en la constelación de Monoceros, aunque no supo entonces qué clase de objeto estaba contemplando. Herschel la llamó simplemente H V.27, pero en la actualidad está catalogada ya de manera formal como NGC 2264.
Inspirando a muchos observadores, NGC 2264 es más conocida con el nombre de Cúmulo Árbol Navideño, ya que su estructura gaseosa, con sus zonas oscuras y brillantes, nos recuerdan a tal objeto. Tiene un aspecto triangular, con zonas específicas que podríamos calificar de “pie”, “tronco”, “ramas” y “adorno superior”. Sin embargo, estos calificativos proceden del estudio de su imagen en el espectro visible. Si observáramos NGC 2264 en el infrarrojo, como han hecho algunos telescopios, incluyendo al Spitzer de la NASA, veríamos algo completamente distinto.
NGC 2264, fotografiada en el infrarrojo por el telescopio Spitzer. En el centro puede verse el cúmulo Copo de Nieve. (Foto: NASA/JPL-Caltech/P.S. Teixeira (Harvard-Smithsonian CfA))
Siendo una región formadora de estrellas, no puede extrañarnos que encontremos varias en sus cercanías. La más destacada es 15 Monocerotis, cuyo brillo la hace casi visible a simple vista, pues ronda la magnitud 4,6. Estamos ante un objeto gigante mucho más brillante que nuestro Sol, y joven, con una edad de 1 a 10 millones de años. En realidad, consiste en una pareja binaria, en la que los dos componentes estarían situados a entre 6 y 46 unidades astronómicas de distancia entre sí. La estrella más brillante de la pareja lo sería 125.000 veces más que nuestro Sol, mientras que la menos brillante aún superaría a este último hasta en 50.000 veces. Sus masas oscilarían entre las 30 y las 12 masas solares.
Otros objetos interesantes en el Árbol Navideño son zonas del cúmulo que reciben su propio nombre como nebulosa. Es el caso de la nebulosa Piel de Zorro, que presenta puntos azulados y rojizos. En los primeros, estamos viendo polvo brillar por la acción de la luz que procede de las calientes estrellas azules, y en los segundos, al hidrógeno excitarse por la radiación ultravioleta de esos mismos cuerpos estelares.
La nebulosa NGC 2264, en el visible, observada desde el complejo telescópico del ESO. En la parte inferior se encuentra la nebulosa del Cono. (Foto: ESO)
Pero la nebulosa más conocida en el Árbol Navideño es la del Cono, que presenta una longitud de unos 7 años-luz. Como su nombre indica, tiene la forma de un cono, y podríamos considerarla el “adorno” en la cúspide del árbol. Realmente, se trata de dos nebulosas superpuestas. En primer lugar tendríamos una nebulosa de emisión, es decir, una nube de hidrógeno ionizada por la radiación de la citada binaria 15 Monocerotis. En segundo lugar, existe una segunda nebulosa de polvo y gas hidrógeno frío, oscura, que al estar sobre la anterior, desde nuestro punto de vista proporciona al conjunto la impresión de un cono.
Por último, cabe destacar el cúmulo Copo de Nieve, cuyo nombre se lo dieron los astrónomos por la disposición de las estrellas que incluye. Consisten más bien en protoestrellas, puesto que apenas acaban de empezar a surgir del capullo de gas en el que fueron formadas. Se cree que tendrían una edad de unos 100.000 años, y que fueron creadas aproximadamente al mismo tiempo. Una vez empezaron a emitir radiación ultravioleta, comenzaron a apartar los gases que las rodeaban y se abrieron paso, aún unas cerca de otras. Dado que aún no se han liberado del todo, fueron necesarias las capacidades infrarrojas del telescopio espacial Spitzer para poder verlas de forma individualizada. Su cámara las ha mostrado en la disposición mencionada, como las intersecciones de un copo de nieve, lo que demuestra que las estrellas nacen en estos lugares dejando intervalos de espacio regulares entre ellas. Cuando se hayan liberado definitivamente del envoltorio gaseoso en el que nacieron, cada joven estrella se moverá de manera independiente y se acabará separando de las demás, borrándose la actual forma que ha dado nombre al cúmulo estelar.
Detalle de la nebulosa del Cono, vista desde el telescopio Hubble. (Foto: NASA, H. Ford (JHU), G. Illingworth (UCSC/LO), M.Clampin (STScI), G. Hartig (STScI), el ACS Science Team, y ESA)
La nebulosa NGC 2264 está situada a unos 2.700 años-luz de la Tierra. Tiene una magnitud aparente de 3,9 y un radio de unos 4 años luz. El interés y la variedad de los objetos que contiene, y los procesos que en ella se desarrollan, la han convertido en una estructura muy investigada por los astrofísicos que intentan averiguar más sobre cómo se forman las estrellas en estas guarderías cósmicas. Unos 4.500 millones de años atrás, nuestro propio Sol debió nacer en uno de estos lugares, hasta que él y sus compañeras acabaron separándose para siempre y ocupando su propio territorio espacial.
DATOS BÁSICOS:
Nombres: NGC 2264
Distancia a la Tierra: Unos 2.700 años-luz
Diámetro: Unos 8 años-luz
Magnitud aparente: 3,9
Constelación: Monoceros
Características especiales: Nebulosa de tipo HII en la que se forman estrellas. Contiene varios cúmulos y nebulosas secundarias agrupadas bajo la misma designación.