Salud
Las tensiones ambientales sufridas por la madre durante el embarazo pueden hacer a sus descendientes más propensos a la obesidad
Hay cada vez más pruebas, obtenidas en estudios sobre humanos y animales, de que los hijos de individuos con estrés físico o psicológico, tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad, y que esta descendencia puede a su vez "transmitir" ese riesgo mayor a la siguiente generación.
Ahora, una nueva investigación sugiere que los efectos indirectos de una nutrición pobre de la madre durante el embarazo y la lactancia pueden dejar una huella en los genes de su retoño que aumentan en éste el riesgo de obesidad, especialmente si es de sexo femenino.
El equipo de investigación, formado por expertos de la Universidad de Minnesota y la Universidad de Georgetown, se centró en el comportamiento del neuropéptido Y (NPY), un neurotransmisor presente en el cerebro y en el sistema nervioso autónomo, asociado con la estimulación del apetito y el almacenamiento de energía en forma de grasa.
El equipo de Ruijun Han y Zofia Zukowska quería determinar si ciertas tensiones ambientales prenatales y postnatales ejercen efectos a largo plazo sobre la activación del NPY y su receptor Y2 (Y2R) que resulten en la creación de células adiposas y un mayor riesgo de padecer obesidad.
En primer lugar, se sometió a ratonas gestantes a una dieta baja en proteínas. El equipo verificó que esta dieta causaba un bajo peso en la progenie al nacer. Las hijas de las ratonas que durante el embarazo y la lactancia fueron sometidas a una nutrición pobre, crecieron más rápido después del destete cuando fueron alimentadas con una dieta rica en grasas, y en cuestión de dos meses desarrollaron grasa abdominal, prediabetes (mala tolerancia a la glucosa) y una regulación inadecuada del Y2R en su tejido graso.
Aunque la progenie masculina de las madres malnutridas también tenía bajo peso al nacer, no desarrolló obesidad, registró una expresión de Y2R más adecuada, y gozó de mejor salud metabólica, incluso siguiendo una dieta rica en grasas.
Esto y los resultados de experimentos adicionales indican que la malnutrición materna durante el embarazo y la lactancia podría inducir de manera indirecta, supuestamente a través del estrés, obesidad abdominal femenina y una alteración perjudicial en el metabolismo de la glucosa.
Las tensiones ambientales, incluyendo la malnutrición, pueden afectar al NPY y al Y2R de varias maneras. Para averiguar cómo los afecta, el equipo realizó otros experimentos, con células madre embrionarias de ratones.
Los resultados de estos experimentos sugieren que las tensiones ambientales pueden inducir cambios epigenéticos en el NPY y sus genes receptores, con el resultado de que el ADN de la descendencia queda programado para desarrollar una futura obesidad abdominal y síndrome metabólico.