Oceanografía
Aclarando un enigma del carbono en las profundidades marinas
Conocer en detalle cómo los océanos absorben y reciclan el carbono es crucial para averiguar cuál es su papel exacto en el cambio climático. Durante aproximadamente 50 años, los científicos han sabido que existe una gran acumulación de carbono disuelto en las profundidades marinas, pero ignoraban muchas cosas sobre ella, como su edad (cuánto tiempo ha estado en forma orgánica), de dónde procede, cómo llegó allí, cuánto tiempo ha estado en ese medio, o cómo influyen estos factores sobre su papel en el ciclo del carbono.
Ahora, una nueva investigación proporciona información más concreta sobre esta acumulación de carbono disuelto en las profundidades marinas, y pone de manifiesto un ciclo más dinámico del carbono en las profundidades oceánicas, mediado por los microbios que residen allí.
El hallazgo es obra del equipo de Chiara Sanitelli, científica del Instituto de Biofísica en la ciudad italiana de Pisa, Christopher Follett, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, y Daniel Repeta, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole (WHOI) en Massachusetts, estas dos últimas instituciones en Estados Unidos.
Lo revelado por la investigación sugiere que el océano profundo ejerce un papel de notable importancia en el ciclo global del carbono, un papel que hasta ahora era poco conocido y que puede tener repercusiones sobre el conocimiento científico del cambio climático.
La fuente más joven de carbono orgánico disuelto en las profundidades marinas se origina a partir de la superficie, donde el fitoplancton y otras formas de vida marina fijan el carbono de la atmósfera. Estos organismos acaban muriendo y se hunden en la columna de agua, donde se disuelven y son consumidos por microbios. Dado que se necesitan unos mil años para que las aguas de la superficie marítima reemplacen a las del fondo del océano, se creía que el carbono de unos pocos siglos de antigüedad, parte del cual es antropogénico, no podía contribuir a la acumulación detectada en las profundidades marinas. Esta suposición se ha revelado ahora como incorrecta.
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En la nueva investigación se ha descubierto que a medida que el carbono orgánico particulado se hunde a través de la columna de agua y se disuelve, parte de él es usado por microbios. En ese aspecto, el ciclo del carbono en el océano profundo es más activo de lo que se ha venido creyendo hasta ahora.
Sin embargo, si bien parte del carbono se recicla más rápido, el más antiguo lo hace mucho más despacio. Esto se debe a que las fuentes más antiguas, como las fumarolas hidrotermales, los surtidores de metano y el sedimento oceánico producen carbono que no se consume fácilmente. A estas fuentes no se las tiene en cuenta en los análisis del ciclo de carbono oceánico porque se piensa que tienen una magnitud demasiado pequeña como para ser significativas. Pero cuando el equipo de Follett las tuvo en cuenta a la hora de calcular la renovación de las reservas, o el tiempo que se necesita para que el carbono se recicle por completo, lo que se descubrió fue asombroso. El tiempo de renovación de la porción más antigua de las reservas es de 30.000 años, 30 veces más largo que lo que necesita el propio océano para reciclarse.


